Portugal precisa del apoyo del Ecofin, que se reúne hoy y mañana en Dublín, para suavizar los asfixiantes vencimientos de deuda y préstamos de su rescate, que a partir de 2014 exigirán, en solo tres años, cerca de 50.000 millones de euros.

El Gobierno conservador luso aspira a que los ministros europeos de Economía y Finanzas (Ecofín) le otorguen su apoyo para retrasar los pagos previstos en ese periodo por la ayuda financiera, de 78.000 millones de euros, concedida en mayor de 2011 por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Según datos del Tesoro luso, Portugal tiene que pagar por vencimientos de deuda 16.000 millones en 2015 y 19.800 millones más en 2016 de los que 2.300 millones, el primer año, y 9.900 millones, el segundo, corresponden ya a préstamos contraídos en el rescate que le concedieron la UE y el FMI en mayo de 2011.

Para hacer frente a esos pagos, cubrir los vencimientos de deuda de 2014 -de cuantía similar- y satisfacer sus necesidades financieras, Portugal necesitará captar en el mercado unos 110.000 millones de euros en los próximos tres años.

El ministro de Exteriores luso, Paulo Portas, se mostró optimista sobre las opciones del país de cara a la cita de Dublín y subrayó que "tras dos años de esfuerzos muy duros", Portugal "merece pagar sus préstamos en condiciones razonables y no imposibles".

La ampliación de los vencimientos es considerada fundamental por el Gobierno luso para un regreso progresivo y suave a los mercados financieros de largo plazo una vez deje de recibir la ayuda externa a finales de este año.

El ministro luso de Finanzas, Vitos Gaspar, que participa en la reunión de Dublin, expresó en Lisboa su intención de recabar el apoyo europeo para esa vuelta a los mercados, principal objetivo del rescate financiero.

Pero Portugal tendrá que convencer al Ecofin de que el cumplimiento de sus compromisos no está en riesgo tras la decisión de su Tribunal Constitucional de anular varias de las medidas de austeridad incluidas en los presupuestos de 2013.

Los 1.300 millones de euros que necesita ahora para cuadrar las cuentas del Estado, llevaron al Gobierno luso a anunciar nuevos recortes en educación, sanidad, Seguridad Social y empresas públicas.

En Dublín, Gaspar presenta hoy la estrategia lusa para compensar las medidas ilegalizadas por la sentencia del Constitucional y de la que depende, según fuentes comunitarias, que se acepte el retraso de los vencimientos que pidió en enero.

Si consigue el respaldo del Ecofín, el país necesitará subastar menos deuda -y pagar menos intereses- para financiar la devolución de los créditos, un alivio para sus finanzas y para la presión de su deuda que representará ya en ese periodo, alrededor del 120 por ciento del PIB luso.

El Tesoro portugués hizo una primera prueba exitosa de emisión en el mercado de largo plazo -al que no acudía desde el rescate- el pasado mes de enero.

Pero, según avanzó hace casi un mes Gaspar, debería haber vuelto a emitir obligaciones "en las próximas semanas" y aún no ha anunciado calendario alguno.

El flamante ministro luso de la Presidencia, Luís Marques Guedes, señaló que el objetivo de Portugal en este Ecofin es "dar garantías" a sus socios de que mantendrá el rumbo y continuará con la contención presupuestaria.

El Gobierno decidió esta semana congelar el gasto público de forma inmediata y prohibir cualquier pago no previsto en la Administración, lo que ha generado el rechazo de funcionarios, docentes y médicos de servicios públicos e incluso el de figuras de los partidos de la alianza de Gobierno, como Manuela Ferreira Leite.

Passos Coelho logró cerrar ayer la crisis de Gobierno abierta una semana antes por la dimisión de su hombre de confianza en el gabinete, Miguel Relvas, acusado de conseguir su título universitario con irregularidades y en un solo curso.

Pero los dos nombramientos que desdoblan la cartera del ministro más polémico en una de Presidencia y otra de Asuntos Parlamentarios no evitaron que la oposición de izquierda insistiera, una vez más, en pedir la salida de todo el Gobierno.