El primer indicador del año sobre la evolución de los precios en España ha caído como un jarro de agua fría sobre las perspectivas económicas. El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) publicado ayer sitúa la tasa interanual de inflación en el 4,2%, al nivel de enero de 1997. Este dato provisional, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) envía a la UE y al Banco Central Europeo para hacer los cálculos estadísticos comunitarios, deberá ser refrendado el próximo día 16, cuando se publique el índice de precios de consumo (IPC) definitivo.

La razón de esa subida de cinco décimas en pleno periodo de rebajas --cuando la tendencia acostumbra a ser descendente-- es el encarecimiento del petróleo y de la alimentación, según especialistas macroeconómicos. Para el Ministerio de Economía, el incremento de la inflación obedece al mayor coste de los carburantes y al "efecto escalón", ya que en enero del 2005 el IPC bajó. Sólo UGT se refirió al efecto que el incremento de las tarifas de algunos servicios públicos --transporte, electricidad y gas, entre otros-- han podido tener en la inflación.

De acuerdo con el Gobierno, en España no existen problemas estructurales en la composición de los precios. Economía insistió ayer, tras publicarse el dato, que se producirá una mejora en el primer trimestre del año si no existen perturbaciones en los precios del petróleo y se mantienen estables.

REACCIONES El dato de la inflación originó un reguero de reacciones. El portavoz del PP en materia económica, Vicente Martínez-Pujalte, fue muy crítico. "Castiga la competitividad de las empresas y daña el bienestar de las familias", aseguró para referirse al IPC y criticó al ministro de Economía, Pedro Solbes, por seguir "autista". En sentido diferente interpretó la UGT la subida de precios. Para el sindicato, el aumento del IPC se debe a causas estructurales.