El juicio por el escándalo financiero de Gescartera dio ayer un nuevo giro. La presidenta de Gescartera, Pilar Giménez-Reyna, admitió, a preguntas del fiscal, Vicente González Mota, que su hermano Enrique Giménez-Reyna intervino en 1999 ante la entonces consejera de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Pilar Valiente, para evitar las consecuencias de la inspección, que se saldó con una sanción de 42.000 euros.

La imputada declaró que Antonio Camacho fue quien le insistió para que se enterara, a través de su hermano, de los trámites de la inspección porque, según dijo, en la CNMV "le tenían inquina".

En ese momento, Enrique Giménez-Reyna era el director general de Tributos con el Gobierno del Partido Popular que presidía José María Aznar, cargo que ostentó hasta mayo del 2000 y tras el cual fue nombrado secretario de Estado de Hacienda. Valiente aún era consejera del organismo regulador entonces bajo la presidencia de Juan Fernández Armesto. Para arrancarle la confesión, González Mota le mostró la agenda encontrada en los registros correspondientes al año 1999.

LA AGENDA En dicha agenda, Giménez-Reyna apuntó: "Enrique llama. Valiente le da un revés a Vives. Nos pide que aguantemos y que no demos los nombres de los cheques al portador. No somos la Agencia Tributaria".

En el año 2000 y con motivo de la conversión de Gescartera en una agencia de valores, su hermano Enrique acudió a una comida en la sede del organismo regulador en la que también participaron Antonio Camacho y Pilar Valiente.