El presupuesto de la zona euro empieza a tomar forma aunque no será el gran bazuka de miles de millones al que aspiraban Francia o España para ayudar a los países que deban afrontar crisis económicas. Tras el acuerdo político alcanzado en junio, los ministros de Economía y Finanzas acordaron ayer las modalidades de funcionamiento de este embrión presupuestario que ayudará a financiar programas de reformas e inversiones y que empezará a funcionar en el 2021 con una dotación limitada.

«Esun primer paso significativo más que simbólico», insistió satisfecho el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici. El nuevo instrumento para la convergencia y competitividad se nutrirá, de momento, del presupuesto plurianual de la Unión Europea para el período 2021-2027, que todavía está en fase de negociación entre los gobiernos europeos. La propuesta sobre la mesa plantea un cuantía de 17.000 millones de euros para siete años aunque solo el 20% (unos 3.400 millones) se reservarán para apoyar a países en crisis, una cifra minúscula si se tienen en cuenta los miles de millones destinados en los últimos años a los países rescatados.

Según explicó el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, el 80% de los fondos estarán preasignados entre los 19 países de la Eurozona -cada país tendrá que recibir como mínimo el 70% de lo que ponga- y se repartirán en función de su población y de su producto interior bruto per cápita. Cada primavera los gobiernos tendrán que presentar ante la Comisión Europea un plan de reformas e inversiones, siguiendo las prioridades de la UE, y estarán obligados a cofinanciar un 25%.

Este porcentaje podrá, no obstante, reducirse a la mitad cuando se den «circunstancias económicas severas» lo que, junto con la hucha del 20%, abre la puerta a una función de estabilización que los países del norte, con Holanda a la cabeza, se negaban a aceptar. «Para nosotros era muy importante tener elementos que garantizasen que este fondo podía tener una actuación contracíclica, aunque la magnitud del fondo en sí no tenga un impacto macroeconómico material significativo, pero es un punto de partida que sí puede ser el embrión de un instrumento con un impacto más significativo en el futuro», celebró Calviño. Algunos países, como Francia y Alemania, querían que esta dotación pudiera ampliarse con asignaciones adicionales de los estados miembros. La oposición de halcones como Holanda ha impedido que la idea prospere, aunque el pacto no cierra la puerta a usar esta vía en el futuro.

SUIZA SALE DE LA LISTA GRIS / La última revisión aprobada por los ministros de Economía y Finanzas de la UE elimina nuevos territorios de al lista negra de paraísos fiscales y reduce el listado que cuenta desde ayer con nueve países: Samoa americana, Belize, Fiji, Guam, Omán, Samoa, Trinidad y Tobago, Vanuatu e Islas vírgenes americanas. Los 28 han decidido sacar de la misma a Emiratos Árabes Unidos e Islas Marshall. Las Islas Marshall pasan a a la lista gris, contará a partir de ahora con 33 territorios. Salen de esta Albania, Costa Rica, Serbia, Mauricio y Suiza. La UE entiende que estos cinco territorios cumplen «completamente» los compromisos asumidos de gobernanza fiscal.