Para qué sirve un plan de prevención de riesgos laborales? Además del hecho de que es obligatorio tenerlo a partir de un sólo trabajador, el plan de prevención debe entenderse como inversión y nunca como un gasto. Actualmente, las empresas han tomado conciencia de estar listas contra cualquier riesgo de accidente en el lugar de trabajo. La prevención es una excelente herramienta para mejorar la salud y las condiciones de trabajo de los empleados, que redundarán en una más rentabilidad y productividad de los negocios. Los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales constituyen un coste para las empresas.

Los expertos consideran que es fundamental que todos los trabajadores tengan conocimiento de los riesgos de cada actividad que realizan a diario. Un técnico de prevención de riesgos --que puede ser trabajador de la propia empresa o externo-- es quien se encarga del plan de prevención.

El técnico promueve la prevención, evalúa costes y cargas, prepara el plan de emergencia y propone medidas para que los riesgos se minimicen. También puede formar a los trabajadores o colaborar con los servicios de prevención cuando proceda. Los expertos consideran que lo que debe mover a la prevención no es la norma o el temor a las sanciones, sino el convencimiento de que es una inversión para mejor las condiciones de trabajo y salud de sus trabajadores.

Un plan de prevención de riesgos comienza con la evaluación de los riesgos, que calcula la magnitud de aquellos que no hayan podido evitarse para que el empresario puede adoptar las medidas preventivas más acordes con esa situación. Posteriormente, hay que planificar y organizar los recursos necesarios para llevar a cabo el Plan de Prevención. El empresario puede desarrollar la actividad de prevención salvo todo lo referente a la salud de los trabajadores.

Posteriormente el plan hay que implantarlo, una vez elaborado. Pero con el convencimiento de que no es el plan definitivo, puesto que cada año debe revisarse.

Finalmente, el plan debe desarrollarse, lo que significa que la prevención se instaura como una práctica habitual en la empresa.

Todo esto tiene como marco un mercado de trabajo, con altas tasas de desempleo y temporalidad, lo que ha posibilitado que en algunos casos el empresario no invierta en prevención. Sin embargo, puede demostrarse que el gasto que supone la prevención es muy inferior al que puede suponer el recibo de la luz o del agua en una empresa.

Aunque en este aspecto se ha adelantado mucho, aún hay un largo camino, en el que la Administración puede impulsar las acciones formativas al respecto.