El primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, anfitrión de la cumbre del G-8 que se celebra en el lago Toya, en Japón, advirtió a sus invitados que "el medio ambiente y los temas económicos, incluido el tema de los alimentos, es exactamente de lo que deben discutir los líderes mundiales". "Y a esta cumbre se le exige que muestre alguna dirección", aclaró.

Los líderes de EEUU y Japón llegaron a Hokkaido el sábado para participar desde hoy y hasta el miércoles en el centro turístico del lago Toya en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-8, el grupo de países integrado, además, por Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia, Canadá y Rusia.

Japón pretendía que el tema estrella de su cumbre fuera la política medioambiental, con medidas concretas para la reducción de emisiones de CO2 y la creación de un nuevo marco de acuerdo internacional sobre el tema que fuera una superación del Protocolo de Kioto. Sin embargo, los problemas más inmediatos de la economía mundial, en concreto los temores a una recesión como consecuencia de las crisis de las hipotecas en EEUU y del alza de los precios del petróleo, amenazan con dejar de lado los asuntos ecológicos.

LOS ALIMENTOS La cumbre servirá para confirmar las previsiones pesimistas sobre la economía que ya mostraron el mes pasado en Osaka los ministros de economía del G-8. Asimismo, los líderes mundiales deberían hacer frente al alza del precio de los alimentos, un fenómeno que está dando muchos argumentos a los sectores más críticos con la globalización.

Ante la actual situación, es improbable que, tras sus reuniones, los mandatarios del G-8 declaren, como en la cumbre anterior, que la economía mundial está sana, y en cambio sí se espera que den una señal de cómo abordarán la crisis alimentaria y la imparable subida del precio del petróleo.

Paralelamente a las reuniones del G-8, tendrán lugar encuentros en los que participarán también México, Brasil, China, India y Suráfrica, que forman el llamado G-5, además de cinco países africanos, y que son las mayores economías después de las del G-8. Los países del G-5 notan el impacto del incrementos del precio del petróleo y también, como el resto de los países en desarrollo, el de la veloz subida que registran los alimentos básicos, con la consiguiente aceleración de la inflación.

Los presidentes de México, Felipe Calderón, y Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, respectivamente, representarán a sus países en la cumbre. Calderón expondrá la preocupación de México por la subida del precio de los alimentos. Por su parte, el presidente Lula tiene previsto criticar de nuevo los subsidios agrícolas, ante el temor de que estos se refuercen en respuesta a la crisis alimentaria causada por el cambio de dietas, la mayor demanda, el cambio climático, la especulación y la transformación del área rural en urbana.

Mientras, los líderes del G-8 se reunirán en un lujoso hotel situado a orillas del lago Toya, los del G-5 mantendrán su encuentro en la localidad olímpica de Sapporo, a 100 kilómetros.