Las calles de Turín y de Roma bloqueadas por manifestaciones, la autopista de Milán a Nápoles cortada en Cassino, al sur de Roma, y los empleados de Fiat en Arese, cerca de Milán, recibidos en la catedral por una delegación eclesiástica del cardenal. "Para ayudaros a permanecer en el primer plano de la atención", dijo un delegado del obispo.

Estos fueron algunos de los actos de protesta que se multiplicaron ayer en Italia tras el rechazo de los sindicatos del plan presentado por el Gobierno para resolver la crisis de Fiat, que antes lo había pactado con la fábrica de la familia Agnelli. "Se ha dado un buen paso adelante y estoy seguro de que Fiat se recuperará a lo grande", dijo el presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi.

"LO TOMAS O LO DEJAS"

Guiglielmo Epifani, secretario del CGIL, primer sindicato del país, dijo que "no había sucedido nunca en este país, ni en ninguno democrático" que el Gobierno negocie con una empresa y luego ofrezca a los sindicatos un "pacto de lo tomas o lo dejas".

Piero Fassino, secretario de los Democráticos de Izquierdas, dijo que "el Gobierno ha hecho un gran pastel", ya que lo único claro del plan es que a partir del lunes 5.600 obreros pasarán al "paro técnico" gracias a un expediente de regulación de empleo aprobado por el Ejecutivo. Y añadió: "No se sabe por cuánto tiempo, ni qué sucederá en cada una de las plantas de Fiat".

DESPIDOS Y CIERRES

Para salir de la más grave crisis de su historia (con un descenso del 24% en sus matriculaciones), Fiat prevé 8.100 despidos y prejubilaciones a corto y medio plazo y el cierre de dos plantas industriales (Arese y Termini Imerese). Fruto de un acuerdo del pasado, en el 2004 Fiat puede obligar a la norteamericana General Motors a comprar el grupo, del que controla el 20%, lo que plantea dudas sobre la pervivencia de la marca italiana.