Es evidente que los momentos más álgidos de la crisis han quedado atrás". La afirmación no procede de un ministro, sino de Mariano Rajoy, el presidente del Partido Popular, el primer partido de la oposición.

Ante un auditorio plagado de empresarios durante la clausura del 12º Congreso Nacional de la Empresa Familiar en Zaragoza, Rajoy quiso quitarse los estigmas de "antipatriota" y "profeta de la catástrofe" con los que dijo que le han calificado desde el Gobierno, pero no dejó de criticar al Ejecutivo por no aceptar la realidad económica, como reflejan el proyecto de presupuestos para el 2010 y las subidas de impuestos previstas. Esas medidas, agregó "suponen menos inversión, menos consumo y más paro".

NUEVOS PARAMETROS El presidente del PP abogó por un acuerdo de los partidos, incluyendo a las autonomías, para establecer unos nuevos parámetros para el gasto público acordes con el descenso de los ingresos. Culpó al Ejecutivo socialista de no querer "un acuerdo global que hubiera generado una mayor confianza", tal como reclaman el Instituto de la Empresa Familiar (IEF) y otras entidades.

Aunque admitió por primera vez una cierta mejoría, recordó que a pesar de que la evolución de la economía será menos mala el año que viene, "será una caída sobre caída". Y, en su opinión, "sin reformas estructurales profundas", como una que aborde "la dualidad del mercado laboral", y "un extremado rigor en las cuentas públicas", corremos el riesgo de entrar en una etapa de "bajo crecimiento".

El líder de la oposición pronunció su discurso ante más de 300 empresarios, entre los que estaban el presidente del IEF, Simón Pedro Barceló, organizador del congreso; y el de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Antes de la llegada de Rajoy, la caída de uno de los plafones del techo del Palacio de Congresos Expo Aragón dio un buen susto a los asistentes. No causó daños personales, pero obligó a cambiar la estancia en la que se desarrollaba el congreso.

Rajoy se declaró "previsible", lo que es "lo contrario de la improvisación", que achaca al Gobierno, y apostó por rebajas en el impuesto de sociedades y "fortalecer la unidad de mercado".

El ministro de Fomento, José Blanco, que cerró el congreso celebrado en Zaragoza, se mostró de acuerdo en "estar unidos" para superar la crisis. Blanco se comprometió, a su vez, a potenciar las fórmulas público-privadas para financiar y conservar las infraestructuras.