El vicepresidente del Gobierno español y ministro de Economía, Rodrigo Rato, encabeza la corta lista de candidatos a dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI), el organismo más influyente del mundo desde el punto de vista económico.

Una norma no escrita establece que la presidencia del Banco Mundial (BM) recae en un norteamericano, mientras que el primer cargo ejecutivo del FMI lo desempeña un europeo. Son puestos en los que se suelen repetir varios mandatos de cuatro años. Tras la renuncia de Horts Köhler para concurrir a las elecciones presidenciales de Alemania, el nombre de Rato y el de Gordon Brown, su homólogo británico, han sido citados en medios del propio Fondo como candidatos idóneos.

HOJA DE SERVICIOS BRILLANTE Rato es uno de los titulares de Economía más veteranos de Europa y, como Brown, tiene una hoja de servicios brillante. Ambos son liberales, como el FMI, y se encuentran en una situación política en su país muy semejante. Los dos son candidatos a sustituir a sus actuales jefes de filas, aunque los dos se han encontrado con problemas. En el caso de Rato, el designado no ha sido él, sino Mariano Rajoy. El titular de Economía está tan interesado y entusiasmado con la política interna española que quienes han podido oírle en privado en las últimas semanas incluso ponían en duda que el destino del Ministerio de Exteriores, como se ha especulado en el caso de que el PP vuelva a gobernar, cubriera sus aspiraciones.

Esto era así antes de que su nombre sonara para sustituir a Köhler. Rato reúne condiciones para el cargo, dado que además de su buena gestión en España desde 1996 son evidentes tanto su cercanía cultural como el conocimiento de Latinoamérica, uno de los capítulos abiertos más importantes del FMI.

Sin embargo, sus aspiraciones en la política doméstica no casan del todo con el puesto vacante en el Fondo. La experiencia demuestra que los cargos internacionales de gran prestigio no necesariamente son el mejor aval para ocupar la máxima responsabilidad política en España. Es el caso de Javier Solana, según distintas fuentes, que no pudo optar a la secretaría general del PSOE porque se cruzó la invitación ineludible a la secretaría general de la OTAN, un cargo que, como se ha visto después, le alejó de la política interna.

Quizá por eso el PSOE se apresuró a manifestar ayer a través de su portavoz, Jesús Caldera, el apoyo a la candidatura de Rato. "Que no se preocupe don Rodrigo, que si tiene posibilidades de dirigir el FMI, lo que sería un activo para España, un Gobierno socialista lo apoyaría", dijo. Mientras, Rato ha tomado distancia y ha evitado pronunciarse. "Es imposible contestar a esa cuestión, no tengo nada que comentar", ha dicho al respecto.

José María Aznar, tras subrayar que no hay nadie con mejores condiciones que Rato para el puesto, subrayó ayer que no tenía ni la "más remota idea" del asunto. La reacción del presidente permite suponerlo todo, aunque es cierto que el traslado de Rato a Washington, sede del FMI, eliminaría eventuales tensiones dentro del PP para las etapas posteriores al 14-M.