El Gobierno, los Länder (estados federados alemanes) y General Motors (GM) iniciaron hoy una nueva ronda de conversaciones con el fabricante austríaco-canadiense Magna y el inversor belga RHJI sobre el futuro de Opel, en la que, según fuentes del Ejecutivo, no se espera todavía una decisión definitiva. El ministro de Economía de Renania-Palatinado (uno de los cuatro estados federados con plantas de Opel), Hendrik Hering, reafirmó el apoyo de los Länder al modelo presentado por Magna y se mostró optimista de que "con un poco de buena voluntad" se pueda alcanzar una solución en los próximos días.

"Sólo hay muy pocos puntos en los que sigue habiendo diferencias. Todo es sencillamente una cuestión de voluntad por parte de GM", dijo Hering. Tanto la Cancillería como los cuatro Länder con fábricas y el comité de empresa de Opel en Alemania han apostado hasta ahora abiertamente por Magna.

En Alemania se teme que GM pueda vender Opel a un inversor que desmantele puestos de trabajo de forma masiva en este país y luego revenda la empresa automovilística a la casa matriz estadounidense. De lo que ha trascendido hasta ahora de ambos modelos, se deduce que el de Magna contempla un mayor desmantelamiento de puestos de trabajo en el conjunto europeo, pero menor en Alemania que el de RHJI.

Según informaciones del semanario "Wirtschaftswoche", que ha tenido acceso al plan de Magna, este es mucho más radical que el de RHJI en cuanto a cierres completos de fábricas en Europa, pues prevé acabar con Amberes en Bélgica y Luton en el Reino Unido. El inversor belga, filial de Ripplewood en Estados Unidos, tiene previsto, según otros medios, cerrar sólo Amberes.

El plan de Magna contempla además, según el semanario, trasladar parte de la producción de la planta de Figueruelas (Zaragoza) a la de Eisenach en Alemania para evitar que piezas completas viajen por la mitad de Europa. Concretamente se trataría de la parte del Corsa de cinco puertas que se fabrica en Zaragoza, asegura "Wirtschaftswoche". De ahí se explica que el comité de empresa de Opel apoye con tanta firmeza un modelo que considera menos maligno para el empleo alemán.

El presidente del comité de empresa, Klaus Franz, reafirmó hoy su apoyo a Magna y se mostró satisfecho con los indicios que apuntan a que GM podría abandonar su rechazo a Magna. "GM se da cuenta de que no puede tomar una decisión que vaya en contra del Gobierno federal, de los Länder y de los trabajadores", dijo Franz. Alemania ha ofrecido avales por valor de 4.500 millones de euros y un crédito inmediato de hasta 1.500 millones de euros para mantener con vida a Opel hasta que haya una adquisición definitiva.

Poco antes de presentar la insolvencia, GM se deshizo de sus actividades europeas, que han quedado en manos de una entidad fiduciaria mientras no haya un comprador. El nuevo consejo de administración de GM, de la que el Estado de EEUU es propietario mayoritario, comenzó ayer en Detroit una reunión de dos días, en la que no se ha emitido por ahora ningún voto sobre el futuro de Opel.