Seis meses han necesitado ocho expertos contratados por el Ministerio de Trabajo para concluir que la reformas laborales llevadas a cabo desde 1992 han sido "marginales" y "contradictorias". A su juicio, no han servido para repartir flexibilidad y seguridad en el empleo entre empresas y trabajadores.

A. Más flexibilidad para las empresas

El contexto económico ha cambiado en los últimos 12 años, explican los expertos. El crecimiento que ha protagonizado el empleo durante las dos últimas décadas puede hacer pensar que las reformas laborales han tenido éxito. Pero la realidad es que se han producido desequilibrios económicos y pérdida de productividad que, de no corregirse, podrían dar lugar a la destrucción de puestos de trabajo.

La idea inicial es que las empresas necesitan más flexibilidad ya que el mercado se ha vuelto muy heterogéneo con la entrada de las mujeres, los inmigrantes y por el envejecimiento de la población. Esta agilidad se ha reducido casi únicamente al uso del contrato temporal que es utilizado al margen de su concepción jurídica. Es necesario definir el papel de este contrato pero no se puede limitar más sin dar a las empresas vías alternativas.

El nuevo marco de relaciones laborales, ayudado por la estabilidad macroeconómica de inflación baja y cuentas públicas saneadas, no se puede perseguir a través de la simple ausencia de garantías para los trabajadores.

B. Los trabajadores piden más seguridad

La flexibilidad laboral que demandan los empresarios debe ser compatible con la seguridad que reclaman los trabajadores, dicen los expertos. La protección que ofrecen las políticas de empleo no es homogénea para toda la población y resulta "claramente insuficiente para los grupos más desfavorecidos".

El informe recomienda que estas políticas protejan a los trabajadores, pero no a los puestos de trabajo. La posesión de un empleo de por vida y la defensa de sus condiciones no deben ser las futuras panaceas. Para los expertos, es posible disponer de un flujo de ingresos aunque no a través de "un único y permanente" puesto. También se puede recurrir a diferentes tipos de protección social, no sólo a las prestaciones por desempleo.

Por contra, la agilidad que reclaman los empresarios no es un problema de dar mayor o menor facilidad para contratar o despedir trabajadores. La gestión de recursos humanos comprende la organización del trabajo, su tiempo, el salario...

C. La solución es una reforma global

El principal error de las políticas de empleo es centrar la mayoría de la discusión en los problemas concretos de forma separada, como son el coste del despido, la reducción de la temporalidad, el trabajo a tiempo parcial... A juicio de los expertos, todos estos aspectos han de guardar una relación entre ellos, ya que ni la baja tasa de ocupación ni la elevada temporalidad podrán ser resueltos con reformas parciales. Sólo la complementariedad de las medidas puede responder a las demandas de flexibilidad laboral y seguridad en el empleo.

El informe aconseja tener en cuenta todos los cauces de ordenación legal para realizar esta reforma global. Pone de relieve las orientaciones diferentes que han tenido algunas normas según hayan sido desarrolladas por la negociación colectiva o por quien ejerce el control jurisdiccional.

Las políticas de empleo deberían someterse a una reformulación y a un control riguroso ya que, hasta ahora, se han desarrollado sin un conocimiento sobre sus efectos ni sobre los objetivos deseados.