El crecimiento de la economía británica durante los tres primeros meses del año ha sido menor de lo previsto. No sólo ha resultado el más bajo en casi dos años, sino que incluso ha obligado a la Oficina Nacional de Estadísticas a revisar sus cálculos provisionales. El PIB del Reino Unido progresó el 0,5% de enero a marzo. La razón fue la fuerte caída de la producción industrial. El dato es preocupante, ya que se suma a otras debilidades, como el menor consumo doméstico.

En Francia, pese a las advertencias de la OCDE, que prevé un crecimiento del 1,4%, el Gobierno francés ha decidido mantener su previsión de crecimiento entre el 2% y el 2,5%. Y en Alemania, el índice de la confianza empresarial bajó en mayo respecto al mes anterior y acumula ya cuatro descensos consecutivos.

Por su parte, Portugal anunció ayer una subida del IVA y la congelación de los salarios de los funcionarios para hacer frente al imparable crecimiento del déficit.