El Banco de Inglaterra se ha puesto manos a la obra para reforzar la liquidez de su sector financiero, maltrecho desde que la crisis de las hipotecas subprime provocase que los bancos dejaran de prestarse dinero. Según adelantó ayer la BBC, el organismo supervisor tiene previsto permitir a las entidades financieras canjear sus apestados títulos de deuda respaldados en hipotecas por los muchos más apetecibles bonos del Estado.

La cadena pública de televisión afirmó que las operaciones, autorizadas por el Ejecutivo británico, podrían alcanzar los 62.500 millones de euros, aunque un portavoz del Tesoro calificó la cifra de "especulación". El intercambio de hipotecas por deuda pública será por un año, pero se podrá ampliar un trienio. Los doce meses estipulados no se añadirán a la deuda nacional del Gobierno, si bien la acción es la de mayor calado jamás acometida. En este sentido, el proyecto provocó algunas tensiones entre el Banco de Inglaterra, por un lado, y el departamento del Tesoro y la Financial Services Authority (supervisor), por otro.

LOS GOLPEADOS El primer ministro, Gordon Brown, se ha reunido con los principales ejecutivos financieros para explicarles su plan. La banca británica ha sido la más golpeada de las europeas. Según el Financial Times , el Royal Bank of Scotland, uno de los gigantes del sector, anunciará en los próximos días unas perdidas de cerca de 5.000 millones de euros en el primer trimestre. Casi 600.000 británicos entrarán este año en insolvencia al ver cerradas sus habituales líneas de crédito o canceladas sus tarjetas de pago, según un informe de TDX Group.