El grupo Renault-Nissan añadió ayer más incertidumbre sobre el futuro de las tres fábricas que tiene en España, en Barcelona, Valladolid y Palencia. El presidente mundial, Carlos Ghosn, descartó de forma tajante la producción en la planta de Nissan en Barcelona de vehículos pequeños o de coste reducido, que el grupo reserva para la futura factoría de Tánger (Marruecos). "La fabricación de vehículos de bajo coste en Barcelona no es rentable. Para eso ya está la nueva planta de Tánger", aseguró Ghosn en París, en la presentación de resultados del 2007, que apuntan que el beneficio bajó el 7,6% y alcanzó los 2.734 millones de euros. "Si ese tipo de vehículos no se fabrican en Marruecos, no los podremos hacer en Europa occidental", dijo.

La situación en España contrasta con la fuerte apuesta de Renault por los países emergentes, en los que ha ampliado la capacidad de producción a más de 600.000 unidades al año incluyendo India, Irán, Rusia, Turquía y Marruecos. Su objetivo es vender fuera de Europa el 50% de su producción.