A Gas Natural le ha llegado la hora de la revisión, como la que obliga a hacer a sus clientes. Pero no es por motivos de seguridad y modernización de instalaciones sino por una reordenación accionarial que probablemente coincidirá con una renovación en la presidencia de la compañía, al frente de la que está Salvador Gabarró. El tándem accionarial tradicional formado por La Caixa y Repsol pasará a ser un triunvirato con Global Infraestructure Partners (GIP), un fondo especializado en infraestructuras y energía, que negocia la compra de un 10% del capital de la gasista a cada uno.

Esta operación obligará a acabar con el pacto parasocial de control que Criteria CaixaHólding, que aglutina las participaciones industriales de la fundación bancaria La Caixa; y Repsol, mantienen desde el 2000. Este acuerdo, que establece entre otras cosas que la petrolera designa al consejero delegado de la gasista y La Caixa al presidente; nació con la creación de Gas Natural en 1990, fruto de la fusión entre Gas Madrid (INI y Repsol) y la antigua Catalana de Gas, cuyo principal accionista era La Caixa.

El desembarco de GIP en Gas Natural, que pagará unos 4.000 millones por su participación del 20%, hará saltar por los aires las condiciones del pacto parasocial, entre estas, que los dos accionistas de referencia debían mantener al menos el 50% del capital (ahora suman el 64% y pasarán a tener el 44%).

Otro motivo aún de mayor peso es que la incorporación de un nuevo socio que se sumar a ese acuerdo obligaría a las tres partes firmantes a lanzar una oferta pública de adquisición de acciones (OPA) sobre el 100% de Gas Natural, tal como establece la normativa. La Caixa y Repsol, pese a superar el umbral legal del 30%, se libraron en su día de esa obligación gracias a que el ministerio de Economía dirigido por aquel entonces por Rodrigo Rato introdujo una serie de exenciones que estos cumplían, pero que, con los cambios, incumplirían.

Según fuentes conocedoras de las negociaciones, uno de los objetivos sería alcanzar un acuerdo o alianza industrial a largo plazo con GIP, pero sin que tenga las características de un pacto parasocial, que obligaría a lanzar una OPA. De lo que se trata, afirman las mismas fuentes, es de garantizar la estabilidad del capital.

TRES CONSEJEROS

GIP, un fondo especializado, logrará tres de los 17 consejeros del órgano de gobierno de la compañía, que son los que le corresponden por el paquete accionarial que pasará a controlar. Una vez que se cierre la venta, La Caixa tendrá el 24% y Repsol, el 20%, al igual que GIP.

Tanto Criteria como Repsol tienen cuatro vocales cada una en el consejo y, con toda probabilidad, la petrolera presidida por Antoni Brufau perderá uno, aunque también podría ser uno de los independientes. En todo caso, es poco probable que lo ceda Criteria, ya que contará con una mayor proporción en el capital que los otros dos socios.

Fuentes conocedoras de la operación aseguran que "las negociaciones para vender el 20% van a buen ritmo" y podrían acabar en breve y consumarse la transacción.

Además de GIP, también presentó una oferta el fondo KKR. Pero el primero es el que cuenta con más posibilidades, ya que está especializado en infraestructuras y energía y es accionista de referencia, entre otras de Saeta Yield, la firma de energías renovables de la constructora ACS.

La entrada en el capital por GIP encajaría en la estrategia del equipo directivo de Gas Natural. Además de que el desembarco de capital foráneo ya supone una buena noticia, se trata de un inversor a medio y largo plazo, según fuentes del mercado.

Las mismas fuentes admiten que el cierre de la entrada de GIP podría hacerse coincidir con el relevo de Gabarró en la presidencia por parte de Isidro Fainé, el presidente de la fundación bancaria La Caixa, la mayor accionista de CaixaBank; y de Criteria. Fainé entró en el consejo de administración de la compañía gasista el año pasado.