El fundador de Nueva Rumasa, José María Ruiz-Mateos, ha asegurado hoy ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que es el responsable absoluto de la insolvencia de las empresas del grupo y ha exculpado a sus hijos de la presunta estafa de la que se les acusa por la emisión de pagarés. Ruiz-Mateos, imputado por estafa, insolvencia punible y administración desleal junto a su mujer, sus hijos varones y uno de sus sobrinos, se ha negado a declarar y se ha limitado a leer un escrito de cuatro folios, haciendo hincapié en la promesa de "responder" personalmente de todo.

De hecho, ha insistido en que cumplirá "el compromiso de pagar a los inversores si los resultados de los procesos concursales no fueran suficientes, poniendo a su disposición las cantidades procedentes de la expropiación" de Rumasa, que sigue sosteniendo que le adeuda el Estado.

El patriarca ha achacado en cualquier caso el hundimiento de su conglomerado empresarial a la crisis económica, a su política de mantenimiento de empleo y, sobre todo, a la decisión de "un banco muy importante de reducir por sorpresa la financiación" a las principales enseñas. En declaraciones a los medios de comunicación, Ruiz-Mateos ha defendido que se siente "orgulloso, feliz y satisfecho" de su "obra" y que "volvería a hacer el mismo trabajo" en su grupo empresarial, Nueva Rumasa. La estrategia de Ruiz-Mateos ha sido secundada por los dos hijos que han declarado hoy ante el Juzgado Central de Instrucción número 5, quienes han afirmado que su padre se encargaba de la gestión y financiación de todas las firmas de Nueva Rumasa y que ellos simplemente ejecutaban las instrucciones de su progenitor, pese a figurar como administradores de las diferentes sociedades.

De hecho, Zoilo y Álvaro Ruiz-Mateos han reiterado que con su padre "no se discute" y que han seguido en todo momento sus directrices y órdenes por la "confianza extrema" que le tienen. Incluso han afirmado que acudieron el pasado 8 de septiembre a la firma de la venta de las empresas al liquidador Ángel de Cabo porque su padre así se lo había pedido en su calidad de representantes legales y que entonces desconocían quiénes eran los compradores. Zoilo y Álvaro, que sí han respondido a todas las preguntas que se les han formulado, han asegurado que jamás engañaron a ningún ahorrador para que invirtiera en pagarés de las firmas de Nueva Rumasa, ya que éstos tenían información pública sobre el conglomerado y la propia CNMV había alertado de los riesgos.

Zoilo Ruiz-Mateos ha sostenido que la idea y decisión de emitir pagarés a través de Carcesa, Maspalomas, Hibramer y José María Ruiz-Mateos fue del padre, y que esas operaciones se llevaron a cabo cuando las sociedades eran solventes, con un resultado de 200 millones de euros captados de un total de 2.500 inversores. Estos datos contrastan con la información de la que dispone la Fiscalía Anticorrupción, que tiene identificados a 1.017 inversores que suscribieron pagarés por un importe de 90,49 millones de euros. Antes de su declaración, el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz les ha requerido para que depositen en diez días la fianza de 30 millones de euros que les impuso para hacer frente a las potenciales responsabilidades civiles que reclaman los cerca de 300 inversores que ya se han personado en la investigación penal.

La declaración del patriarca, de su mujer Teresa Rivero y de sus dos hijos no ha estado exenta de tensión, ya que un pequeño grupo de ahorradores y de trabajadores de Clesa y Royne les ha increpado tanto a la entrada como a la salida de la Audiencia Nacional. La Policía Nacional ha tenido que darles protección hasta que se han montado en sus vehículos, en medio de consignas como "los hijos a la cárcel y tú a confesarte", "así me veo por culpa de Mateos", "se te tenía que caer la cara de vergüenza" o "devuélvenos nuestro dinero". El juez de la Audiencia Nacional tomará mañana declaración al resto de los hijos varones de Ruiz-Mateos y a su sobrino Zoilo Pazos Jiménez.