El constructor Luis del Rivero, presidente de Sacyr Vallehermoso y vicepresidente de Repsol, dio el lunes una campanada al anunciar que había logrado un pacto con la petrolera mexicana Pemex.

El acuerdo les permitirá controlar conjuntamente el 29,8% del capital de Repsol y convertirse así en el nuevo núcleo duro de la petrolera española. Sacyr posee actualmente el 20,01% de Repsol. Petróleos Mexicanos y PMI Holdings BV (el grupo Pemex) controla el 4,87%, pero en el pacto suscrito ayer se compromete a ampliar esta participación hasta el 9,8% "antes de 30 días naturales".

La suma de los dos alcanzaría el citado 29,8%, sin llegar al límite del 30% que les obligaría a una oferta pública de adquisición de acciones. El plazo de vigencia de este pacto entre ambos es de 10 años. El segundo accionista de Repsol es CaixaBank, con casi el 13%, según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El presidente de Repsol es Antoni Brufau, y además de Del Rivero, también es vicepresidente de la petrolera Isidre Fainé, presidente de CaixaBank. Precisamente uno de los objetivos de la alianza de Sacyr y Pemex es rebajar el poder de Brufau en la petrolera.

En la documentación del pacto remitida a la CNMV, tras afirmar que la estrategia común de los dos socios es el "mantenimiento de Repsol como compañía de bandera española, independiente y líder en sector energético ibero-latinoamericano" y colaborar "para que la gestión" de la empresa se desarrolle en línea con "las mejores prácticas internacionales del gobierno corporativo", los dos accionistas abogan por "la separación de las funciones de presidente del consejo de administración y del primer ejecutivo, de forma que cada función recaiga en un miembro del consejo de administración".

Brufau ejerce esas dos funciones, como presidente ejecutivo, desde el 2005. Si el resto de accionistas respalda la demanda de la nueva alianza, Brufau podría verse obligado a dirigir la empresa con un consejero delegado apoyado por el nuevo núcleo duro de la petrolera. Entre los aspectos que han facilitado el pacto, los dos firmantes explican que "ambas partes consideran que Repsol no está valorada adecuadamente" y se comprometen a fomentar medidas "para que el mercado reconozca el verdadero potencial de Repsol".

Hoy mismo ya podrá comprobarse si los mercados interpretan la alianza en este sentido, al menos a corto plazo. La sindicación de voto de las dos partes se aplicará, entre otros puntos, a las ampliaciones o reducciones de capital, fusiones, o los nombramientos y ceses de los miembros del consejo de administración. Y también se comprometen a no modificar su posición accionarial durante tres años.