Pesimismo" era el término que mejor expresaba ayer el estado de ánimo que se respiraba entre los directivos de la cúpula de la constructora Sacyr-Vallehermoso tras interpretar los tres párrafos que el Banco de España les envió, respondiendo a su permiso de autorización para comprar el 3,1% del BBVA, mediante una ampliación de capital de 1.230 millones de euros.

Para no rendirse a la primera, Sacyr volvió a pedir ayer al Banco de España, que gobierna Jaime Caruana, más aclaraciones sobre cómo interpretar la misiva: como una oposición o como una postura neutra. Ni siquiera la reunión programada para hoy en la sede del BBVA, entre el presidente del banco, Francisco González, y el de Sacyr, Luis del Rivero, cambiará las cosas excesivamente, según ambas partes.

PENDIENTES DE CARUANA La operación sigue pendiente del Banco de España. Ayer fuentes oficiales de esa institución explicaron que, "conforme a la información aportada y de acuerdo con la legislación vigente, no se alcanzan los niveles determinados legalmente para que el Banco de España deba pronunciarse. Y ésta es la forma habitual de actuar de esta institución". Con esa misma argumentación se respondió también ayer a la constructora por correo ordinario, lo que se interpretó como otra dilación en la respuesta de la autoridad financiera. En ese inaudito intercambio epistolar, Sacyr incluso le recordó al banco cuál es la dirección postal a la que debe responderle.

Pese a que en esta situación, según fuentes oficiales, el Banco de España no ve procedente pronunciarse, "quedan abiertos todos los procedimientos". Si Sacyr acredita más del 5% del BBVA, el Banco de España opinará como establece la ley.

Sobre el nivel de influencia de Sacyr en la gestión del BBVA con el capital que pretende adquirir, el banco central entiende que, para que haya una situación de "influencia notable" en la gestión, tiene que observarse la legislación mercantil y, en concreto, la ley de sociedades anónimas. En ella se divide el capital por el número de consejeros. En el BBVA, para tener derecho a un consejero e influir, deberían llegar al 6,25% del capital.

En la cúpula de Sacyr tienen claro que sin el permiso oficial no seguirán. Aunque Del Rivero cuenta con un mes para cerrar la operación, fuentes de la constructora aseguran que aguantarán esta semana o, como máximo, hasta la próxima.

NEGAR PRESIONES El vicepresidente del Gobierno, Pedro Solbes, negó ayer que desde el Gobierno se hubiera instado al Banco de España a oponerse a la operación. En el banco, a la pregunta de si ha existido alguna presión política, se limitaron a recordar taxativos: "Todo el mundo conoce la ley de autonomía del Banco de España".

Sacyr envió ayer a primera hora una nota a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que incluía el texto de la carta del subgobernador, Gonzalo Gil --para sorpresa de parte de los implicados--. En esa comunicación se aseguraba que "la adquisición proyectada constituye una iniciativa propia y estrictamente empresarial, pensada y diseñada únicamente en beneficio de los accionistas de Sacyr".

El lunes, en Sacyr reconocían contar "con el apoyo político de la Moncloa", sin el cual la operación era "impensable".