El anuncio, por parte del Gobierno, de un programa de 20 reformas estructurales de gran calado para el 2010, ha llevado a punto de ebullición el debate sobre cada una de ellas. En la reforma del sistema de pensiones, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, abogó ayer por retrasar de forma "gradual" la edad de jubilación, y la afirmación hizo saltar a UGT, que emitió una nota contraria a "retrasar obligatoriamente la edad de jubilación".

En lo relativo a la reforma del mercado laboral, el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, pidió a Gobierno y sindicatos que "no pongan líneas rojas ni perímetros" a la negociación, para poder dialogar "con altura de miras". Enseguida, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, terció: "El Gobierno no va a hacer una reforma laboral porque lo diga la CEOE", dijo.

Los debates y las discrepancias, apenas un día después del anuncio de reformas, anuncian que los cambios no serán pacíficos y que habrá que hacer esfuerzos para conciliar opiniones. En una entrevista en TVE, Salgado explicó que España tiene una de las edades de jubilación efectiva más altas de la UE --con una media de 63,5 años--, pero también registra una esperanza de vida de las más elevadas. "Puesto que la esperanza de vida ha aumentado, lo razonable es que la vida laboral también crezca", dijo Salgado, antes de justificar que "cualquier sistema de pensiones tiene que plantearse el largo plazo".

Fuentes del Gobierno, aclaran que el objetivo se centra, sobre todo en acercar la edad real de jubilación (63,5 años) a la legal (65 años). Y que esto debería ser compatible con favorecer una jubilación anticipada en actividades de mayor riesgo; con incentivos a alargar la vida laboral en sectores que requieren menor esfuerzo físico, y con desincentivar las prejubilaciones como vía de ajuste de las plantillas.

Las líneas rojas en la reforma laboral que censura Díaz Ferrán son la negativa del Gobierno a abaratar el despido y a introducir un nuevo tipo de contrato anticrisis con despido más barato. El ministro de Fomento, José Blanco, más conciliador que Corbacho, se mostró convencido de que la disposición al diálogo expresada por el presidente de la CEOE permitirá cerrar acuerdos "muy positivos" para el empleo.

Mientras, en Barcelona, CCOO y UGT dieron un nuevo aviso a la patronal con una manifestación contra la crisis que reunió a unas 20.000 personas según los organizadores (4.500 según la Guardia Urbana), que fue un anticipo de la "movilización general" del día 12 en Madrid.