La presión de los mercados y la vigilancia de la Unión Europea han obligado al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a poner el turbo en sus planes de reducción del déficit público. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, anunció ayer que el Gobierno acometerá un ajuste adicional del déficit de 0,5 puntos del PIB en el 2010 y de 1 punto en el 2011.

Los detalles del nuevo ajuste presupuestario los explicará el miércoles el presidente en el Congreso. El propio Zapatero dijo en Bruselas que su comparecencia será "el momento para hacer las consideraciones oportunas" sobre la estrategia del Ejecutivo para controlar el desequilibrio entre ingresos y gasto público. También informará sobre la situación creada por los ataques de los especuladores en los mercados financieros.

Hacer un recorte adicional de 0,5 puntos del PIB en el presupuesto del 2010 implica un nuevo ajuste de 5.000 millones, que se sumarían a los 5.000 ya aprobados en febrero en el llamado Plan de Acción Inmediata, hasta llegar a 10.000 millones. La mayor parte del sacrificio del plan de febrero recayó sobre el Ministerio de Fomento (el 35% del total) y, en general, sobre las partidas de inversión (el 65%).

TIJERETAZO Para el 2011, según lo anunciado ayer por Salgado, se proyecta un recorte adicional de 10.000 millones. En este caso se sumaría al ajuste de 37.000 millones ya previsto para el Estado en el Programa de Estabilidad. El tijeretazo sumará 47.000 millones en el 2011.

El objetivo sigue siendo el mismo que antes --situar el déficit público en el 3% del PIB en el 2013--pero ahora se pretende concentrar algo más de esfuerzo en los primeros años, en contra del criterio defendido hasta ahora por Zapatero. Tras su reunión con el líder del PP, el miércoles pasado, el presidente rehusó la petición de Mariano Rajoy de elevar a 10.000 millones el ajuste previsto para el 2010 y de cargar más las tintas en el 2011, porque ello supondría frenar la recuperación económica, dijo.

El cambio de criterio, ahora, tiene que ver con el compromiso asumido el viernes por el Eurogrupo de acelerar el ritmo de consolidación fiscal, en un intento de calmar a los mercados y de evitar el contagio de la crisis griega al resto de los países. Portugal, España e Irlanda están entre los países más acosados por el riesgo de contagio debido a sus elevados déficits públicos.

Un mayor compromiso de los estados con la reducción del déficit es la contrapartida que han dispuesto los ministros de Finanzas frente a la aprobación de un mecanismo estable de ayuda para los países con dificultades de financiación en los mercados. Según Salgado, España "no se plantea" recurrir al mecanismo de estabilización europeo.