La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, destacó hoy que haber logrado un acuerdo en el G20 sobre los indicadores de desequilibrios financieros, pese a las reticencias de China, constituye "un buen principio que anticipa un excelente final". Los ministros de Finanzas del G20 acordaron hoy establecer indicadores para vigilar los desequilibrios financieros que amenazan la salida completa de la crisis económica mundial y que permitan tomar decisiones políticas para corregirlos. "Creo que es un gran avance, tenemos que seguir alcanzando más, pero también hay que ser posibilistas", dijo Salgado en rueda de prensa tras representar a España como "invitado permanente" en la reunión del grupo de los veinte. Estos indicadores sobre deuda, déficit o tasa de ahorro privado serán un conjunto de elementos limitados y tendrán en cuenta las circunstancias de cada país, explicó la ministra. Para Salgado, dichos medidores serán útiles para "identificar desequilibrios, analizar sus causas y proponer medidas correctoras". Según los países emergentes, una regulación financiera demasiado estricta sería perjudicial para sus economías, que están creciendo a un ritmo notablemente mayor que las de los países avanzados. Pero la conclusión de los ministros es que se está produciendo un fortalecimiento económico muy desequilibrado, con tasas muy fuertes en los países emergentes, y moderadas y altos niveles de desempleo en los avanzados. Uno de los principales escollos en la discusión ha sido el establecimiento de umbrales precisos en cada uno de los indicadores. "No me parece que sea este el procedimiento que se va a seguir, creo que lo que vamos a hacer es ver cómo llevar a cabo la evaluación y partir de ahí dar una indicación de lo que podría ser ese criterio de valoración mutua", recalcó la ministra. El consenso ha sido alcanzado tras reuniones de los participantes que se alargaron hasta la madrugada para allanar el posterior trabajo de los ministros en la mañana de hoy, sábado. La ministra explicó que durante los debates no salió a colación de manera formal el establecimiento de una tasa a las transacciones financieras internacionales, como propuso ayer el presidente galo, Nicolas Sarkozy, y sólo "algún país" mencionó su postura al respecto.