La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Elena Salgado, se ha mostrado hoy "relativamente optimista" ante la cumbre del Eurogrupo de mañana, que debe definir la nueva ayuda a Grecia, y ha apostado por flexibilizar "al máximo" el fondo de rescate para que pueda comprar bonos en el mercado secundario. Salgado ha precisado la posición de España en el pleno del Congreso, donde ha rechazado también la propuesta alemana de implicar al sector privado en el rescate a Grecia al considerar que puede estar en el origen de las últimas turbulencias financieras. La vicepresidenta ha respondido al portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, quien ha advertido de que España no está para "paños calientes", ha recalcado que un Gobierno sólo puede exigir cuando ha hecho los deberes y ha acusado al Ejecutivo de haber situado a España en una situación "débil y frágil". La vicepresidenta ha hecho oídos sordos a sus críticas y se ha centrado en la cumbre de mañana que, ha dicho, tiene que garantizar el programa de ayuda a Grecia -país que debe cumplir "todos sus compromisos"- y evitar al mismo tiempo cualquier eventual contagio de la crisis financiera a otros Estados. Según ha explicado después en los pasillos del Congreso, en los últimos días ha mantenido contactos bilaterales con otros ministros de la zona euro y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también está hablando con varios de sus colegas para intentar cerrar "una buena decisión". La cuestión "clave", ha insistido, es garantizar la sostenibilidad de la zona euro, por lo que España no es partidaria de implicar al sector privado en el rescate a Grecia "de forma tal que pueda suponer un contagio para otras economías". Ha rechazado así, sin citarla, la tesis que defiende la canciller alemana, Angela Merkel, quien quiere que los bancos asuman también parte de la responsabilidad en una eventual reestructuración de la deuda de Atenas. Para Salgado, en las últimas semanas ha quedado claro que esos planteamientos "no han sido bien recibido por los mercados, tienen efectos secundarios indeseados y no son soluciones óptimas", ya que dificultan la función del Banco Central Europeo a la hora de respaldar al sistema financiero griego. El Gobierno cree que hay "soluciones aceptables" y confía en que mañana se actúe "con determinación porque hace falta más Europa", cooperación, solidaridad y responsabilidad.