La crisis del coronavirus entra en una nueva fase. El incierto impacto económico, la velocidad de propagación de contagios y la presión en la arena política obligaron ayer al Gobierno a apretar el paso. En un contexto de desasosiego por la magnitud del conflicto, Pedro Sánchez salió a anunciar un plan de choque, que todavía se está ultimando, para amortiguar las pérdidas empresariales.

Al mismo tiempo, el Consejo de Ministros aprobará hoy medidas para evitar la propagación en transportes públicos, y cada miércoles habrá una reunión interministerial de coordinación. La reacción gubernamental llegó poco después de que Pablo Casado compareciese por sorpresa para acusar al presidente de inacción. Y también después de que el presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, y el líder de la asociación de autónomos ATA, Lorenzo Amor, pidiesen al Gobierno que actúe.

Sin ofrecer detalles, Sánchez buscó tranquilizar. «Quiero lanzar un mensaje de serenidad. Estamos haciendo un seguimiento constante de la situación componiendo un diagnóstico preciso sobre el impacto de esta crisis en la economía real», argumentó en su discurso en la asamblea de ATA. «No nos vamos a precipitar. En unos días anunciaremos un plan de choque, tan pronto como tengamos bien definidas las medidas», añaden fuentes gubernamentales. De momento, no van más allá. El presidente se reunirá el jueves con empresarios y sindicatos para plantearles algunas de las iniciativas en las que, según dijo, se trabaja desde hace un par de semanas. Los empresarios ya han pedido al presidente que sea la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, la que coordine ese plan de contingencia que se está preparando.

Más allá de las reservas de la Moncloa sobre qué hacer para que compañías y autónomos sufran menos los efectos de la crisis, la UE ya anunció ayer que tendrá manga ancha con los gobiernos para que los gastos extraordinarios en los que incurran para responder a la epidemia no computen como déficit público. En cualquier caso, Calviño confió en que el impacto económico de la epidemia, aunque «indudable», sea «poco significativo» y «transitorio».

A las medidas que aprobará el Gobierno hoy, dentro del plan de choque que se conocerá al completo en los próximos días, se sumarán nuevas reuniones de coordinación. Junto a la comisión técnica de seguimiento que se celebra cada día por la mañana y por la tarde, habrá un encuentro entre distintos ministerios todos los miércoles para «reforzar la coordinación ejecutiva», así como otras dos citas semanales del sistema nacional de salud, para estrechar la cooperación con los gobiernos autonómicos.

CRÍTICAS DE LA OPOSICIÓN / Toda esta estrategia le parece insuficiente al PP, que hasta ahora había evitado meter la epidemia en la arena política. Casado cambió de rumbo. Compareció por sorpresa para criticar que el presidente «no da la cara» y reclamarle medidas que palien el impacto económico. Medidas que coinciden con su programa, como reducir a la mitad el impuesto de sociedades, no aplicar la contrarreforma laboral del Ejecutivo de coalición (que hasta ahora solo ha consistido en impedir que se despida a los empleados de baja médica) y aplazar el cobro del IVA.

Sánchez evitó responder con una confrontación directa. «Esta es una causa que no distingue ni de ideas ni de colores. Se está demostrando que ante un problema que nos afecta a todos, sabemos dar una respuesta de país que nos protege a todos.», defendió. Arrimadas llamó a Sánchez para trasladarle su preocupación y la «absoluta disposición» de Cs para «colaborar». El presidente también habló con otros dirigentes de la oposición y con sus homólogos europeos.