Las críticas de la oposición al proyecto de presupuestos generales del Estado (PGE) del 2011 que aprobó el viernes el Gobierno se sitúan en dos frentes: la puesta en duda de las cifras en las que se sustentan, y el rechazo a que se hayan pactado solo con el PNV. En este segundo punto coinciden, aunque con diferentes puntos de vista, tanto el Partido Popular (PP) como Izquierda Unida (IU).

Tras una crítica inicial del PP al proyecto, en la que el responsable de temas económicos de los populares, Cristóbal Montoro, los calificó de increíbles, ayer la portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, denunció que son "irreales" porque se basan en una previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 1,3%, mientras que tanto la Unión Europea como el Banco de España lo cifran mucho más bajo, el 0,8% y el 0,6%, respectivamente. Esta falta de acuerdo con la realidad provocará, según el PP, que sean necesarias nuevas subidas de impuestos en el 2011 para cuadrar las cuentas.

La portavoz popular añadió que son unas cuentas mucho menos austeras de lo que cuenta el Gobierno, ya que el recorte del 7,9% del gasto público respecto a los presupuestos del 2010 se reduce a un 3% si se tienen en cuentas los ajustes aplicados ya este año. El propio Gobierno no ha escondido en ningún momento esta diferencia, ya que fue la vicepresidenta Elena Salgado la que dio a conocer el dato cuando presentó las cuentas.

Sáenz de Santamaría anunció que el PP exigirá la comparecencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso para que desglose el contenido del pacto con el PNV que le garantiza la aprobación de los presupuestos. El PP recupera el discurso del "váyase señor González", aplicado esta vez a Zapatero, como la primera medida para salir de la crisis. El pacto con los peneuvistas fue muy criticado también por el coordinador federal de IU, Cayo Lara.

En su opinión, puede romper los principios de cohesión, solidaridad e igualdad territorial y responsabilizó tanto al PSOE como al PP de formar gobiernos que aplican políticas neoliberales, buscando aliados en "grupos conservadores" que generan medidas "no vertebradoras", como la desagregación de las bonificaciones a las empresas.