El año "más duro" para la economía mundial, como ayer lo definió Emilio Botín, no ha podido con el Santander. El mayor banco de la zona euro logró aumentar su beneficio el año pasado el 0,7%, hasta los 8.943 millones de euros, un logro que ha estado al alcance de muy pocas entidades en el mundo y que ha superado las previsiones de los analistas. La desconfianza sobre la economía española, con todo, pesó más en el ánimo de los inversores que los resultados y provocó un desplome de la acción en bolsa del 9,4%. Botín le quitó importancia y se mostró seguro de que el valor repuntará.

Una de las principales fortalezas del beneficio es que es fruto del puro negocio bancario, ya que las plusvalías obtenidas por operaciones extraordinarias se han destinado a reforzar el balance. El banco ha destinado 9.484 millones a provisiones contra la mora, el 43,7% más que hace un año. De estas, 2.587 millones fueron voluntarias y vinieron del canje de emisiones de deuda y la salida a bolsa de la filial de Brasil. Esta aportación ha permitido incrementar las provisiones genéricas (las ligadas a la evolución del crédito) para garantizar que sean suficientes para este año y el siguiente, además de elevar el fondo para cubrir la pérdida de valor de los inmuebles en hasta el 32%.

Botín no quiso revelarlo, pero dejó entrever que para este año prevé un beneficio aún mayor que el del 2009, que ya va a estar entre los tres mayores de la banca mundial. La diversificación geográfica, apuntó, es la clave que permite compensar los mercados más tocados con los que están en mejores condiciones.

El Santander ha logrado un espectacular aumento del 25,6% del margen de intereses. Los ingresos han crecido el doble que los costes (18% frente a 9,8%). La morosidad ha pasado del 2% al 3,24% en un año (3,41% en España), muy por debajo del 4,5% que preveía la entidad.

Por otra parte, el presidente del Santander aprovechó la presentación de resultados para defender la necesidad de reformar el sistema financiero internacional, pero manifestó que los planes del presidente Barack Obama para la banca estadounidense no van, "en absoluto", en la dirección correcta. "Espero que no se extiendan a Europa", añadió.

La introducción de un impuesto especial y generalizado, argumentó ayer, no está justificada, pues penaliza de manera "indiscriminada" a un sector que es clave para financiar la economía. "Y lo digo teniendo muy presente que las medidas que se han anunciado apenas tendrían impacto sobre Banco Santander", defendió en relación a su banco en EEUU (Sovereign).

REGULACION Para el ejecutivo, las reformas deben centrarse en mejorar la supervisión, vincular los mayores requisitos de capital a las actividades de más riesgo, identificar las fuentes del riesgo sistémico, y discriminar entre los bancos que no han precisado ayudas y el resto. También pidió que las medidas se adopten de forma consensuada en el G-20 y el comité internacional de Basilea de supervisión bancaria.

En cuanto al sector en España, Botín advirtió de que la reestructuración del sistema resulta "esencial" para garantizar su fortaleza y, con ello, el suministro de crédito a empresas y familias de forma adecuada. Reclamó que se actúe "con decisión y cuanto antes" en la reordenación. "Es necesario que el Banco de España lidere las operaciones, que no haya interferencias políticas, y que se haga pronto. Así, tendrá menos coste", remachó.