Hace cinco años, el Santander era el decimoquinto banco del mundo por capitalización bursátil. Pero en Londres, una de las capitales financieras del globo, no le conocía nadie. "Cuando anunciamos la compra del Abbey National, nos encontramos una verdadera pared de desconocimiento y un gran escepticismo en el mercado británico", reconoció ayer en Londres Juan Manuel Cendoya, director general de comunicación y estudios de la entidad.

Cinco años después, el grupo español, primer banco de la zona euro por capitalización bursátil y líder mundial por beneficios en el 2008, se siente grande en Gran Bretaña. En el último año, ha aprovechado el hundimiento de muchos de sus competidores en el país para ganar cuota de mercado en los negocios minoristas y ha comprado el Alliance & Leicester y los depósitos y la red de oficinas del Bradford & Bingley. La situación perfecta para lanzarse a unificar sus tres bancos bajo una sola marca.

El Santander anunció en el 2005 que, salvo contadas excepciones como su filial Banesto, todos sus bancos iban a estar bajo el mismo paraguas: su marca. La velocidad del proceso en cada país dependía de lo conocido que fuese el grupo en ese mercado. "En el Reino Unido, hemos podido acortar los plazos gracias a la excelente recepción que tiene nuestra marca en nuestros clientes y empleados", argumentó Cendoya, sin reconocer el bálsamo de la crisis bancaria del país.

A partir del 2010, las 1.300 oficinas --unas 700 del Abbey, más las 254 del A&L y las 338 del B&B-- de las tres entidades lucirán el nombre y la llama del banco de origen cántabro, para dar servicio a 25 millones de clientes. "Creemos firmemente que el mercado financiero del Reino Unido necesita y busca al Santander", afirmó lleno de orgullo Antonio Horta-Osorio, máximo responsable de los negocios del Santander en el país.