El problema del banco holandés ABN Amro es que no ha sabido gestionar sus unidades de negocio de manera que tuvieran más valor sumadas que de forma independiente. Por eso, un grupo de inversores aliados en un consorcio --Royal Bank of Scotland, Fortis y Santander-- quieren hacerse con él. "Si un banco no integra bien su negocio corre el riesgo de que alguien piense que mejor que comprar sus acciones es comprarlo entero y trocearlo".

Ese es en síntesis el análisis que hace Matías Rodríguez Inciarte, vicepresidente del Santander, de lo que debe ser la gestión de una entidad financiera si quiere dar el máximo valor a sus accionistas y protegerse de operaciones hostiles. ABN Amro ha comprado en los últimos años marcas que no ha sabido consolidar. Por eso, quienes aspiran a hacerse con él tienen ya diseñado su reparto. De los 71.100 millones de euros que ofrecerán, el banco español aportará 19.000 millones para quedarse con el brasileño Banco Real y el italiano Antonveneta.

Los tres miembros del consorcio dieron a conocer ayer la marcha del operativo de compra que les permitirá presentar oficialmente la oferta a mediados de julio y convocar sus juntas de accionistas en la primera quincena de agosto para aprobar los proyectos.

ESTRATEGIA El caso de ABN Amro no es el único ejemplo de gestión deficiente. Por eso, Rodríguez Inciarte afirma que la estrategia del Santander es, junto a la reducción de costes, la diversificación en negocios que ya conoce, sin descartar las compras. Además de potenciar el crédito al consumo que, según sus previsiones, sustituirá al crédito hipotecario.