La recuperación de la economía francesa deberá apoyarse más en la inversión que en el consumo. Esta es la idea central del plan presentado ayer por el presidente, Nicolas Sarkozy, que prevé un "esfuerzo de inversión masivo", ayudas directas a la vivienda, a la industria automovilística y al empleo, y algunas medidas de estímulo del consumo. El plan, de dos años, asciende a 26.000 millones de euros.

Las administraciones invertirán 11.500 millones (casi la mitad de todo el plan) en infraestructuras de carreteras y ferroviarias, investigación, universidades, defensa, sanidad, policía, justicia y en proyectos que duermen en los cajones de los ministerios. Cuatro nuevas líneas de tren de gran velocidad se construirán entre el 2010 y el 2014. Otro gran paquete es el reembolso anticipado a las empresas de 11.500 millones de deudas para mejorar su tesorería.

Para paliar la crisis del sector del automóvil, el Estado pagará 1.000 euros por el desguace de un coche viejo y la compra de uno nuevo poco contaminante. Y advirtió de que no dejará que la industria automovilística francesa compita en desventaja con la de EEUU, donde se preparan fuertes ayudas. Las empresas que deslocalicen no tendrán subvenciones. El pago de 1.000 euros por vehículo es una de las pocas medidas de estímulo del consumo. La otra es una prima de 200 euros que recibirán los 3,8 millones de hogares pobres.

MAS DEL DOBLE QUE ESPAÑA Para reactivar el sector inmobiliario se doblarán los créditos sin interés y un fondo de 1.800 millones se destinará a crear una bolsa de 100.000 viviendas sociales.

El plan de Sarkozy, de 26.000 millones de euros, representa el 1,3% del PIB de Francia. Y en términos absolutos es casi dos veces y media más dinero que el plan presentado el pasado jueves en el Congreso por José Luis Rodríguez Zapatero, cifrado en 11.000 millones de euros (un 1,1% del PIB.