En Francia, uno de cada dos jóvenes no tiene empleo. Lo mismo que en España, donde el paro de los menores de 25 años alcanza el 35,66% (el doble de la tasa global), la crisis se ceba en los más jóvenes. Para combatir esta situación, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, destinará 1.300 millones de euros a incentivar su reclutamiento. Un plan que beneficiará a más de 500.000 aspirantes a integrarse al mercado de trabajo.

La formación más que el subsidio es el lema con el que Sarkozy anunció una operación aplaudida por la patronal, mientras que la izquierda y los sindicatos se muestran escépticos sobre su eficacia. El dispositivo incluye primas y exoneraciones fiscales para las empresas que permitan acceder a una primera experiencia profesional.

Todas las compañías --sea cual sea su tamaño-- que ofrezcan un puesto de aprendiz a un joven antes del 30 de junio del 2010 quedarán exentas de cargas sociales durante un año. Aquellas que cuenten con menos de 50 asalariados recibirán una prima de 1.800 euros. El Gobierno pondrá en marcha un programa para proponer un nuevo empleo a los aprendices que hayan acabado su contrato.

Se creará también un contrato destinado a los menores de 26 años que permitirá a las empresas beneficiarse de una ayuda de 1.000 euros y de 2.000 si el joven no tiene estudios secundarios. Para los menos cualificados, se ofrecerán cursos remunerados.