El órdago del presidente del Santander (SCH), Emilio Botín, sobre la eliminación de las comisiones a los clientes ha tenido poco eco entre su competencia financiera.

El primero en anunciar que no iba a entrar en el juego fue el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, que cuestionó la oferta del Santander, al explicar que había que hacer "matizaciones" sobre el anuncio y ver de dónde partía el banco cántabro.

La medida le costará al Santander 82 millones de euros. A la caja le costaría 36 millones. Al día siguiente, martes, Angel Ron, presidente del Banco Popular, corroboró que tampoco abrirían una guerra. Ron comentó que el anuncio del Santander tenía bastante de "márketing bien hecho". Y apostó por la calidad de servicio.

El más escueto fue el rival de Botín, Francisco González, presidente del BBVA, que el miércoles no dedicó más de dos frases al asunto. Tampoco van a seguir al SCH. "Tenemos modelo propio", dijo, y recordó Las cuentas claras .

OTRO PAGARA Al día siguiente, Josep Oliu, presidente del Sabadell, fue más sincero: "El cliente debe saber que cuando se dice que alguien dejará de pagar por comisiones, algún otro deberá prepararse para pagar". El broche de oro lo puso, el viernes, Isidre Fainé, director general de La Caixa, quién zanjó el asunto con un "es lógico que los demás se acerquen a nosotros". Citó como referencia la tarifa plana que aplican hace tiempo.