La coalición de gobierno alemana consiguió ayer que se aprobaran en el Bundestag, con ajustada mayoría, sendas reformas del mercado laboral y de la Seguridad Social para reducir el desempleo, sanear las cuentas de los seguros públicos y mantener las pensiones. El Gobierno quiere sacar su sistema social de una situación financiera de emergencia.

Para la reforma del mercado laboral, en la que se ponen en práctica las propuestas ideadas por una comisión el pasado verano, el Ejecutivo necesitaba la mayoría absoluta de los votos del Parlamento. Por esa razón obligó a comparecer a todos sus diputados en la votación, aunque estuvieran enfermos. A una diputada hubo que traerla del hospital.

Los aspectos centrales de la reforma laboral son la eliminación de barreras burocráticas para la creación de empresas por parte de desempleados que quieran convertirse en autónomos; el recorte de la prestación por desempleo; el endurecimiento de las condiciones para que los solteros puedan rechazar un empleo, aunque esté mal pagado y requiera un traslado a otra ciudad; y la creación de agencias adscritas a las oficinas de empleo que contratarán y formarán desempleados para cederlos a empresas.

En general, el Gobierno de Schröder se propone acelerar y facilitar la gestión de empleos. Asimismo prevé el ahorro de 6.000 millones de euros (998.316 millones de pesetas) con esta reforma, algunos de cuyos puntos requieren todavía de la aprobación de la cámara de representación territorial, el Bundesrat.

La coalición rojiverde consiguió también una subida de las contribuciones a las pensiones del 19,1% al 19,5% que ya creó polémica esta semana por la negativa de los socios de los socialdemócratas a aprobar la ley.