Tras dos años de pérdidas, Seat logró en el 2007 el mejor resultado desde el 2002 con 169,7 millones de euros de beneficio neto. Además de una mejora del resultado en la actividad ordinaria de fabricación de coches de la compañía, Seat se benefició de una inyección externa de 130 millones procedentes de los dividendos de filiales de Volkswagen integradas en el hólding, ayudas fiscales por las pérdidas de ejercicios anteriores y los ingresos por el traspaso de los terrenos de la Zona Franca (Barcelona).

Los números rojos de 62,5 millones en el 2005 y de 49 millones del 2006, como consecuencia de la nueva estrategia deportiva que redujo las ventas y la producción, se transformaron en el 2007, un año antes de lo previsto por el nuevo presidente, Erich Schmitt, en una rentabilidad del 3% sobre los ingresos.

En la mejora interna han influido una reducción de las compras y un incremento de los ingresos por coche hasta situarse en 13.600 euros. En cambio, los costes laborales sufrieron la paradoja de aumentar un 1,2%, hasta llegar a 499 millones, a pesar de que la plantilla básica se redujo en 900 trabajadores, hasta 11.074 empleados, gracias al plan de bajas pactado. La causa es la elevada inflación y la cláusula de revisión de Seat, que actualiza los sueldos de forma dinámica en el mismo mes en el que los precios superan las previsiones. "Mantener en España el actual escenario inflacionista y los convenios laborales relacionados a esas tasas de inflación pone en peligro la competitividad de Seat y sus proveedores", advirtió el vicepresidente financiero, Jan-Enrik Lafrentz. Por su parte, Schmitt destacó, con vistas a la próxima negociación del convenio colectivo, que "no es posible mantener el automatismo" de la revisiones salariales. Las exigencias de flexibilidad de la compañía a los sindicatos se producen cuando el grupo está a punto de decidir dónde fabricará un todoterreno urbano basado en el prototipo Tribu.