Hay luz después del túnel que supondrá el 2003 para la fábrica de Seat en España. Ese fue el mensaje que lanzó ayer el presidente de la compañía, Andreas Schleef, al anunciar que la planta de Martorell (Barcelona) empezará a producir unas 60.000 unidades al año a partir del 2004 de un modelo nuevo, un monovolumen deportivo. Aunque dijo que la decisión es firme, afirmó que se replanteará si los sindicatos no aceptan un acuerdo para ampliar la flexibilidad interna.

El nuevo vehículo paliará la reducción de producción que se apreciará más en la segunda mitad de este año, cuando dejará de fabricarse la furgoneta derivada del Ibiza, de la que se ensamblaron en el 2002 más de 47.000 unidades con las marcas Seat Inca y Volkswagen Polo Caddy.

PACTO CON LOS SINDICATOS

Schleef confía en que se pactará con los sindicatos para aumentar o reducir la producción hasta un 20% en lugar del 15% actual. Pero si el pacto fracasa, dijo que tendrán que hacer frente a la situación. Seat tuvo en el 2002 un beneficio de 202 millones de euros (33.000 millones de pesetas), un 13% menos que en el 2001.