Los fabricantes de productos electrónicos, informáticos y eléctricos sufren con más crudeza que otros sectores industriales el frenazo económico y el efecto de la mundialización. Desde el 2001, cuando pinchó la burbuja tecnológica y empeoró la economía, se han perdido 11.000 empleos en España y no hay signos de mejora.

A finales de la última década, los sectores de la electrónica, la informática y el material eléctrico sumaban casi 137.000 afiliados a la Seguridad Social. En febrero pasado, el conjunto de esos fabricantes no pasaba de 126.000 trabajadores contratados. El bajón es mucho mayor en informática y electrónica, ya que los 6.100 empleos destruidos equivalen al 20% del total.

Una parte de esta reducción de empleo se ha realizado mediante expedientes de regulación que, desde el inicio de la crisis del sector en el 2001, han originado 7.111 extinciones de contratos.

VARIOS EJEMPLOS

Los problemas en estas empresas son los mismos en toda Europa, como se comprobó la semana pasada con la suspensión de pagos de la alemana Grundig. En España, uno de los últimos episodios empresariales ha afectado a Novalux, filial de Philips, que puede constituir un ejemplo de los problemas que sufren estos fabricantes. El responsable de este grupo holandés en España, Javier Ramiro, ha anunciado que reducirá la producción si no encuentra un comprador para la fábrica de La Garriga (Barcelona), que produce equipos de iluminación.

Los intentos de vender la fábrica a Taurus se frustraron cuando esta compañía comprobó que la plantilla había rechazado los planes laborales. CCOO calculaba que las propuestas iban a producir un recorte salarial de un 25% para los 104 trabajadores, como consecuencia de abandonar el convenio propio y acogerse al del metal de Barcelona.

"El pretexto para pagar menos era que los costes laborales en los países competidores son más bajos", afirmó Pere Colell, de la federación metalúrgica de CCOO. Colell dice que los salarios sólo representan un máximo del 12% sobre el coste de la producción.

El grupo Taurus tiene fábricas en Oliana y Organy en las que aplica el convenio del metal de Lleida, el segundo más bajo de España, con sueldos un 33% inferiores a los de Barcelona. Taurus, que sufrió un duro ajuste cuando pertenecía a la Generalitat catalana, subcontrata la mitad de su producción en China, Italia, Portugal y Brasil, aunque ha incrementado la plantilla en Lleida.

LA FALTA DE INNOVACIONES

Este sector es uno de los considerados como vulnerables por CCOO, que prevé problemas a medio plazo por la fuerte presión a la baja de los costes que ejercen los países asiáticos y la madurez de algunos productos. Uno de ellos es el de los monitores de televisión convencionales, que se irán sustituyendo por los de plasma o de pantalla plana.

Esta reconversión puede afectar a Miniwatt, la exfilial de Philips, que tiene una planta en Barcelona con 669 trabajadores. El nuevo propietario de la firma, la holandesa Business Creation, envió un claro mensaje a los trabajadores: la fabricación de monitores sólo durará dos años más. El nuevo proyecto industrial incluye 250 prejubilaciones.