El mercado chino se enfrenta este verano a la mayor crisis energética de todo tipo en 20 años con un déficit entre oferta y demanda de 30 millones de kilovatios, lo que ha hecho disparar las alarmas en Pekín. De ahí, que el anuncio de ayer del presidente de la Compañía de Ferrocarriles de Rusia fuera acogido con entusiasmo. China importa de la inestable zona de Oriente Medio el 70% de sus necesidades foráneas. Y ha pasado a ser el segundo consumidor de petróleo del mundo, detrás de EEUU.