Los sindicatos de los astilleros públicos y el presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Enrique Martínez Robles, acordaron ayer congelar el plan de viabilidad de Izar hasta que la Comisión Europea no se pronuncie sobre los plazos que tiene el sector público naval antes de recibir el expediente de devolución de ayudas.

Martínez Robles iba a presentar ayer a las centrales el plan industrial de los astilleros públicos. Pero los sindicatos consideraron que no era prudente ya que, tras la moción aprobada por la mayoría del Congreso el pasado martes que exige al Gobierno la retirada del plan de segregación y privatización, se requería un cambio de estrategia.

La propuesta sindical no exige la retirada del plan sino dejarlo sin efecto hasta conocer el resultado de las negociaciones con Bruselas. El presidente de la SEPI se había comprometido con los sindicatos a convocar una reunión con el comisario de la Competencia, Mario Monti. Para los representantes de los trabajadores es imprescindible conocer el plazo que tienen para negociar el futuro de Izar antes de que la Comisión Europea remita el expediente de 560 millones de euros (casi 100.000 millones de pesetas), más intereses, que pondría a los astilleros en quiebra.

Los sindicatos creen que podrán arrancar a Monti la promesa de no enviar el expediente hasta que pacten una solución con la SEPI. Incluso quieren negociar con Bruselas un aplazamiento para devolver las ayudas.

Ambas partes consensuaron ayer un documento que servirá de hoja de ruta en las negociaciones y excluye la toma de decisiones unilaterales por parte del Gobierno. También se comprometen a reunirse el 29 de septiembre para discutir el futuro modelo de industria naval.

La SEPI no excluye volver a plantear la segregación de los astilleros militares de los civiles, ni la privatización de estos últimos. Por eso, las centrales tampoco han desconvocado los paros del 28 y 30 de septiembre.

Por otro lado, Unos 20 trenes se vieron ayer afectados por las protestas de los trabajadores de San Fernando, que destrozaron 50 metros de raíles.