Será la cumbre de los temblores. Y lo será por las sacudidas sísmicas que siguen produciéndose en la zona de L´Aquila, a 80 kilómetros de Roma, donde en abril se produjo un terremoto, y albergará a partir de mañana la cumbre del G-8. Y lo será también por la crisis que ha desbaratado las cuentas de todos los estados, de las empresas y de las economías familiares y cuyo final se prevé ahora para la segunda mitad del próximo año. Cada uno de los participantes, que en el segundo día será ampliada a los países emergentes --hasta un total de 29 jefes de estado y de gobierno--, llega con ideas y remedios propios. Como es habitual, las ideas no se traducirán en medidas concretas.