Los bancos padecen un problema de baja rentabilidad desde hace años que no solo perjudica a sus accionistas, sino también al conjunto de la economía. Sin un nivel de beneficios suficiente, las entidades tienen más dificultades para aumentar su capital reteniendo una parte de las ganancias o pidiéndoselo a los inversores, lo que las deja más expuestas a una crisis. Además, aumenta las posibilidades de que asuman riesgos excesivos y puede perjudicar al flujo y precio del crédito, aunque esté último aspecto se ha visto neutralizado por el momento por la liquidez ilimitada y los tipos bajos impuestos por el Banco Central Europeo (BCE).

En las últimas semanas, las autoridades bancarias han reforzado su presión a las entidades para que tomen medidas, pero con ciertos matices inéditos. Así, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, rebajó hace unos días su estimación sobre el coste de capital (COE) del sector desde el entre el 8% y el 10% del 2018 a «algo por encima del 7%». Se trata de una variable clave, que mide el retorno que un inversor exige para poner su dinero en una empresa. La rentabilidad sobre el capital (ROE) de los bancos españoles (6,2% hasta septiembre) no llega a ninguno de esos niveles, pero un listón más bajo del COE les daría un cierto respiro en teoría.

INSUFICIENTE // El problema es que el COE es difícil de cuantificar. El Banco Central Europeo no hace sus propias estimaciones, pero suele emplear las que se desprenden de la encuesta que la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) realiza a las entidades. Según su último cuestionario del mes de junio, el 56% de los bancos europeos calcula que su coste de capital está entre el 8% y el 10%, el 19% lo sitúan por debajo del 8%, el 18% lo estima entre el 10% y el 12%, y un 6%, superior al 12%. Es decir, que en torno a un 80% lo calculan por encima del nivel del gobernador.

La encuesta de la EBA también recoge que el 40% de las entidades del continente cree que puede operar a largo plazo con una rentabilidad por debajo del 10%; pero un 45% estima necesario alcanzar entre el 10% y el 12%; un 6%, entre el 12% y el 14%; y un 8%, más del 14%. La valoración bursátil de los bancos de la zona euro demuestra que los inversores no están satisfechos: la cotización en bolsa del sector es de media la mitad de su valor contable, lo que es una prueba de la baja rentabilidad (menos del 6% en junio) que el mercado espera.

No les falta razón para ello: los bancos europeos no esperan que su rentabilidad «rebote» hasta el 2021, cuando alcanzaría un todavía escaso 7,1% de media. Además, en torno a la mitad prevén que su ROE siga por debajo de su COE a finales de ese año, según la última Supervision newsletter del Banco Central Europeo. «Las perspectivas de la rentabilidad bancaria se han debilitado ante el telón de fondo del deterioro de las previsiones de crecimiento y el entorno de bajos tipos de interés, especialmente para los bancos que también afrontan retos estructurales en sus costes e ingresos», advirtió en su reciente informe de estabilidad financiera.

Así las cosas, el vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, afirmó el viernes en Madrid que las razones de la baja rentabilidad son «fundamentalmente estructurales» y no por los tipos negativos, como afirma el sector. La prueba, esgrimió, es que, al contrario de lo que sucede en Europa, el valor bursátil de los bancos estadounidenses supera el contable desde el 2009, mientras que antes de la crisis la cotización de las entidades de las dos zonas económicas doblaba su valoración en libros.

Ante esta situación, les reclamó que reduzcan sus costes y una «adicional consolidación». Para las entidades pequeñas y medianas, apuntó, serían más interesantes las fusiones dentro de su país, pero las más grandes deberían plantearse uniones intracomunitarias. Pese a las divergencias sobre el cálculo del coste sobre capital (COE), su receta de recortes y fusiones coincide plenamente con la del Banco de España. Sin duda, no hay tregua para la banca.