Los sindicatos del Reino Unido anunciaron hoy un otoño caliente de movilizaciones para combatir los recortes impuestos por el Gobierno al sector público, azotado por los despidos desde que llegó al poder la coalición de conservadores y liberal-demócratas. Los principales sindicatos del país, en representación de millones de funcionarios de la Administración pública, transporte, profesores o bomberos, indicaron hoy que convocarán votaciones entre sus miembros para organizar una gran jornada de huelga el 30 de noviembre, que podría ser seguido por nuevos paros.

De llevarse a cabo, sería la mayor contestación social en las calles británicas desde la huelga general de 1926. Los trabajadores del sector público, que perdió 110.000 empleos entre marzo y junio pasados, protestan por la reforma de sus sistemas de pensiones, que conlleva la obligatoriedad de aumentar desde abril de 2012 su contribución en más de un 3 por ciento pese a la congelación salarial. Si bien en este país está prohibida la huelga general, los sindicatos planean coordinarse en sus paros para asegurar que la batalla "no será de un día, sino larga, dura y sucia, que dure todo el invierno y hasta el verano", afirmó Brian Strutton, portavoz del sindicato general GMB.

Con un índice de desempleo del 8 por ciento (2,5 millones de personas) en el Reino Unido, el Ejecutivo ha anunciado que planea suprimir un total de 400.000 empleos en el sector público para 2014-15, según indicó a Efe una portavoz del sindicato Unison. Aunque sobre el papel siguen las conversaciones con el Gobierno, los sindicatos consideran improbables los avances pues el Ejecutivo "se niega a abordar los puntos clave", según dijo el secretario general del sindicato de Servicios Públicos y Comerciales, Mark Serwotka.

El descontento de los funcionarios, incluidos los trabajadores de hospitales o el servicio de prisiones -que no descarta hacer huelga aunque lo tiene prohibido-, se enmarca en un contexto de continuos recortes en el sector público por parte del Gobierno, que ha cerrado sanatorios, bibliotecas o centros juveniles para reducir el gasto presupuestario. El secretario general de Unite -el sindicato mayoritario en el sector público-, David Prentis, dijo hoy en la clausura del congreso de la Confederación de sindicatos (TUC) que se organizará una oleada de huelgas "sin precedentes" por su escala.

Patrick Roach, subsecretario general del sindicato de profesores NASUWT, que ya salieron a la calle en junio por el mismo motivo, declaró que "el ataque a las pensiones es sólo un elemento del asalto a la gente corriente, al sector público y al Estado de bienestar" perpetrado por el Gobierno de coalición conservador-liberaldemócrata. El secretario del Gabinete, Francis Maude, a cargo de negociar con los sindicatos, advirtió de que los funcionarios se ganarán la animadversión del público "si hay huelgas generalizadas que cierren escuelas y afecten el servicio sanitario y el transporte".

En el Reino Unido prácticamente no existen las pensiones ligadas al salario -la mayoría de las que quedan están en el sector público- y, si no se abren planes de pensiones privados, la población recibe una cantidad fija mensual muy baja. El 30 de junio, unos 300.000 profesores hicieron ya una huelga nacional en protesta por los cambios en las pensiones, que coinciden además con la extensión de la edad de jubilación hasta los 67 años.

El líder del Partido Laborista, Ed Miliband, fue abucheado ayer en el congreso del TUC por tachar de "error" esa huelga de junio e instar a los sindicatos a seguir negociando con el Gobierno. Con un total de 2,5 millones de desempleados, muchos despidos se han producido también en el sector privado -los bancos anunciaron este verano más de 30.000-, donde también ha habido huelgas, por ejemplo en periódicos, fábricas de coches o la que amenazaron hoy mismo con llevar a cabo los trabajadores de la azucarera British Sugar.