Los sindicatos y los partidos de la izquierda marxista lusa criticaron hoy con dureza las condiciones del rescate financiero de Portugal y rechazaron la opinión del Gobierno de que es un "buen acuerdo". La principal central sindical portuguesa, la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, de tendencia comunista) consideró las medidas económicas que exige la ayuda financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) una amenaza para el futuro del país y los derechos sociales. El secretario general de la CGTP, Manuel Carvalho da Silva, anunció movilizaciones de los trabajadores contra el acuerdo y rechazó la tesis del primer ministro socialista José Sócrates de que no va a suponer grandes sacrificios. Sócrates, que dimitió el 23 de marzo y gobierna en funciones hasta las elecciones del 5 de junio, anunció anoche el fin de las negociaciones para que su país reciba 78.000 millones de euros, y consideró, sin dar detalles, que no habrá medidas más duras de las ya previstas. Pero tanto la CGTP como el sindicato socialista Unión General de Trabajadores (UGT) destacaron hoy la gravedad de las medidas económicas que deberá aplicar Portugal en los próximos tres años y su repercusión sobre los trabajadores. El Bloque de Izquierda, el Partido Comunista y Los Verdes, las tres fuerzas marxistas del Parlamento, se sumaron al rechazo de las condiciones de la ayuda internacional, que consideraron buena para el sistema financiero pero no para la población. Los comunistas calificaron las medidas que supone el rescate como un "brutal paquete de austeridad" y se declararon dispuestos a contestarlo en la calle. El equipo de la UE y el FMI que durante las últimas tres semanas examinó la economía portuguesa y negoció el rescate con el Gobierno, explicó hoy el documento a los principales partidos políticos, tras haberlo cerrado ayer con el Ejecutivo. El principal partido de la oposición, el Social Demócrata (PSD, centro-derecha) que se ha mostrado dispuesto a respaldarlo, optó por retrasar al jueves su posición oficial pero no dejó de criticar al Gobierno por su responsabilidad en los problemas económicos y sus dilaciones en adoptar medidas adecuadas. A su vez, el ministro de la Presidencia, Pedro Silva Pereira, apelo a la "responsabilidad" de la oposición para que no rechace el acuerdo financiero, que debe salvar a Portugal de la quiebra. La ayuda europea y del FMI obligará a Lisboa a reducir, en los próximos tres años, el déficit fiscal a una tercera parte del 9,1 % en el que se situó en diciembre pasado. Además tendrá que sanear el sector público, vender empresas estatales, liberalizar el mercado de trabajo y reducir las inversiones, los gastos estatales y los servicios sociales. El paquete de ayuda deben aprobarlo los ministros europeos de Finanzas en una reunión prevista para el próximo día 16.