Los inversores afrontaban ayer el inicio de la semana con optimismo y decidieron comenzar el lunes con compras generalizadas a pesar de las pérdidas en la bolsa neoyorquina del pasado viernes. Pero esta sensación de euforia duró poco a la vista de que la tensión en el precio del petróleo no aflojaba pese a las buenas palabras de la cumbre de Yeda.

Ayer en la bolsa se pasó pronto de la alegría al desconcierto y el índice terminó en tablas con una leve caída del 0,07%, a la espera de que se aclare el futuro de la escalada del precio del petróleo. Esta indefinición sobre lo que subirá el crudo durante este año se vio reflejada en el índice de confianza de los empresarios alemanes, a los que también preocupa que el Banco Central Europeo pueda subir los tipos de interés.

Fue el Banco Popular el único que aguantó sin desfallecer toda la jornada. La noticia de que Trinitario Casanova ha pactado la venta de su 3,5% a un grupo de inversores mexicanos con una prima del 51% por acción volvió a elevar la cotización, esta vez el 4,59%. También Grífols, Gamesa y Técnicas Reunidas lograron avances por encima del 2% y, entre los grandes, Telefónica e Iberdrola acabaron cerrando en positivo.

Pero ayer, lo normal fueron los retrocesos leves, como el que sufrió el BBVA (0,85%), Repsol (0,89%) o el Sabadell (0,18%). Más graves fueron las caídas de Acciona (4,55%), Cintra (4,32%), Mapfre (2,80%), FCC (2,21%) o Sacyr (2,1%). O en el continuo, las de Renta Corporación (8,60%) y Prisa (6,49%).

La misma sensación de querer dejar las cosas como están se sintió en el resto de plazas europeas. Así, Milán perdió el 0,43%, pero tanto Londres como Fráncfort apenas ganaron unas décimas. París subió tan solo el 0,05%.

Los analistas señalan que en los próximos días las bolsas pueden sufrir más vaivenes porque existe una especie de síndrome de la indecisión entre los inversores, por la ausencia de acontecimientos a la vista que les orienten.