El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, afirmó hoy que la economía española tendrá un crecimiento en el segundo trimestre "algo" inferior al 0,3 por ciento, cifra que se registró en los tres primeros meses del año. En un desayuno organizado por Europa Press, Solbes subrayó que la situación "más difícil" acaecerá a finales de este año y comienzos de 2009.

Asimismo, destacó que el Ejecutivo no contempla la posibilidad de que haya una recesión, circunstancia que "no es un elemento de trabajo razonable". El vicepresidente segundo del Gobierno afirmó que la economía española continuará débil durante algunos trimestres más, para acabar el año con un crecimiento "algo" por debajo del 2 por ciento, "lo que supondrá un aumento de la tasa de desempleo".

Solbes mostró su confianza en que a finales de 2009 comience la reactivación económica en España. Además, auguró que la inflación finalizará el presente año alrededor del 4 por ciento y señaló que cuanto más flexible sea el funcionamiento del mercado laboral, más fácil será la reubicación de los trabajadores.

Solbes recordó que el pasado año la economía empezó una senda de desaceleración, una situación "previsible" en un contexto internacional de deterioro "brusco e importante", que ha originado dos perturbaciones, como el menor crecimiento y las tensiones inflacionistas, ya que, añadió, España no puede mantenerse al margen. Además, indicó que si se intenta trasladar el aumento del coste total para la economía española, la inflación transitoria se convertirá en duradera.

Asimismo, reconoció que el sector de la construcción está sufriendo un ajuste "necesario", aunque admitió que es "mayor de lo deseado por la restricción del crédito". Solbes aseguró que el Gobierno mantiene sus compromisos en materia social para mitigar el impacto en los más desfavorecidos y afirmó que la fase bajista va a suponer un fuerte reto para el país. En este sentido, destacó que "durante la larga fase de bonanzas, los distintos gobiernos y la clase social española, han generado unos soportes que serán puestos a prueba en los próximos meses" y que, en su opinión, "deben llevarnos a ser razonablemente optimistas".

El vicepresidente defendió el diálogo social, "que ha demostrado ser un instrumento útil para hacer reformas equilibradas y duraderas". Sobre el diferencial de inflación con la zona euro, señaló que el actual (1,1 por ciento) no es el más alto, ya que llegó a estar en el 1,3 por ciento, y añadió que ese diferencial es consecuencia "de la menor fiscalidad española en los costes energéticos y de la falta de concurrencia en el sector servicios, especialmente en los no comercializados".

Solbes subrayó que el déficit exterior no existiría si no se incluyese el petróleo, ya que entonces habría "un claro superávit". Asimismo, afirmó que el mantenimiento de los salarios de los altos cargos decidido por el Ejecutivo, es algo simbólico, aunque añadió que las normas simbólicas son "positivas y bienvenidas".

Respecto al futuro de las pensiones, aseguró que "no conviene bajar la guardia" y defendió "en un sistema de capitalización como el español, cualquier elemento vinculado entre aportaciones y prestaciones y un sistema complementario privado, que tiene ventajas fiscales". El vicepresidente insistió en que ningún Gobierno de Europa ha tomado unas medidas de la envergadura de las tomadas por el español, unas medidas que son "serias y bien pensadas".

Solbes aseguró que el Ejecutivo no tomará ninguna medida para abaratar el despido, "ni para bajar de forma espectacular el Impuesto de Sociedades, ni para que el Estado dé la financiación que el sistema financiero no está dando".