El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, defendió hoy el modelo español de revisión de los salarios frente a la inflación e hizo hincapié en que incorpora como un elemento fundamental en los incrementos la evolución de la productividad.

A su llegada a la reunión informal de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin) que se celebra hoy en Niza, Solbes respondió así a las advertencias de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (BCE) de que, en un contexto de elevada inflación, la indexación automática de los salarios puede desatar una espiral de precios.

En los últimos días, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha renovado sus ataques contra estos mecanismos, generalizados en algunos países de la eurozona como España y Bélgica, y ha pedido su desaparición.

También la Comisión, en sus últimas previsiones económicas, advertía de que la existencia en España de cláusulas de revisión aumenta el riesgo de persistencia de las tensiones inflacionistas.

Solbes consideró que esta preocupación puede estar justificada "en algunos casos, pero no de forma generalizada". Recordó que, en el modelo español de fijación de salarios, los incrementos no se establecen en función de la inflación prevista sino del objetivo oficial, lo que permite que con tasas de aumento de los precios del 4% se negocien subidas de sueldos del 2%.

Aunque a posteriori se activan cláusulas de revisión que compensan el desvío de la inflación respecto al objetivo, éstas se aplican teniendo en cuenta la evolución de la productividad como un elemento fundamental, recalcó el ministro.

También su colega belga, Didier Reynders, rechazó las críticas contra su sistema de fijación de salarios -en Bélgica el ajuste se produce, en muchos casos, mensualmente- y precisó que, según los datos facilitados por el BCE, los países con mecanismos de revisión no están en una situación peor que la media europea.

Así, aseguró que en los últimos años la evolución de los costes salariales en los países con sistemas de revisión ronda la media de la zona euro, y sólo Alemania y Austria están en una situación algo mejor.

Reynders se mostró, en cualquier caso, partidario de seguir atentamente la negociación entre los agentes sociales, para garantizar una evolución razonable de los costes salariales y evitar que perjudiquen a la competitividad de la economía.