El vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, ejerció ayer de nuevo su papel de miembro realista del Ejecutivo al rebajar las expectativas que se han puesto en torno a la cumbre del G-20 en Washington. En su opinión, refundar el capitalismo, el objetivo para que se convocó esta reunión del próximo sábado, requerirá mucho "tiempo" y "muchísimo trabajo".

La participación en esta cumbre le ha costado a España ingentes esfuerzos diplomáticos. Solbes quiso recordar que la tarea que se afronta en el encuentro no es labor de un día. En una entrevista con Onda Cero, confió en que en la reunión se establecerán unos "criterios generales" y un procedimiento de trabajo, pero será preciso más tiempo para la reforma del actual sistema.

Solbes fue muy ilustrativo: "Uno no entra a desayunar por la mañana a las ocho un café con leche y churros y por la noche está refundado el capitalismo. Eso no funciona así".

En una línea similar, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó en Roma que no cabía esperar "grandes cosas" de la cumbre. Precisó que se trataba de un comienzo "prometedor" ante la necesidad de "refundar el sistema financiero mundial". La crisis actual, agregó, se ha revelado como uno de los efectos perversos de la globalización.

El comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, reiteró ayer que la Unión Europea (UE) exigirá en la cumbre un "cambio real" en el sistema financiero para evitar nuevas crisis como la actual. La cumbre reunirá a los siete países más ricos (G-7): Alemania, Canadá, EEUU, Francia (cede su silla a España), Reino Unido, Italia y Japón. También estarán Rusia, Suráfrica, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México y Turquía. La UE participa como socio número 20.