Una guerra judicial se está librando en toda España, avivada por la presión de las nuevas formas de trabajo (que no siempre guardan un fondo nuevo) y la tensión para encuadrarlas en el vigente ordenamiento jurídico. La figura del autónomo está jugando un rol central en muchos de los debates, marcados por unas demandas de mayor flexibilidad y con Glovo y Deliveroo como sus principales paladines mediáticos. Estos defienden su modelo a capa y espada entorno a la figura del 'trade' o trabajador autónomo económicamente dependiente; un recurso polémico por infrautilizado y, en ocasiones, que enmascara un fraude.

Dicha figura pretende cubrir la zona gris que se cierne entre el autónomo más independiente y el asalariado rutinario, algo que ya existía antes de la irrupción de la economía de plataformas, concretamente desde el 2007, y que frecuentan comerciales y transportistas. Con las cifras actuales en la mano, el 'trade' es una fórmula jurídica que ha demostrado su rotundo fracaso.

Un 'trade' es un trabajador por cuenta propia que recibe el 75% o más de sus ingresos de un único pagador, aunque no por ello deja de ejercer con sus propios medios de producción o marca sus propios horarios. Para que dicha dependencia no vaya en detrimento de la autonomía, jurídicamente la figura del 'trade' viene reconocida con una protección social superior, como, por ejemplo, el derecho a vacaciones pagadas o un descanso semanal pactado. Una de las condiciones necesarias para acceder a este es que el autónomo registre en el Ministerio de Trabajo. Y ese es uno de los principales agujeros de la figura, ya que existen 30 veces más autónomos dependientes de los que están registrados.

Oficialmente, según datos de Trabajo de junio de este año, existen registrados 9.394 TRADEs, aunque los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE dan fe de 297.000 autónomos dependientes en toda España. La disparidad entre lo registrado y lo operativo es tal, que el número de autónomos dependientes registrados es actualmente el más bajo desde el 2014; aunque la cifra del INE no ha dejado de aumentar.

SIN MEDIAS TINTAS

La asociación de autónomos UPTA explica el fracaso de la fórmula del 'trade' mediante dos factores. Por un lado, el "abuso" que empresas de la economía de plataformas han realizado de dicha figura; lo que tiene un efecto directo en el criterio aplicado por la Inspección de Trabajo. "Están defenestrando la figura del 'trade'", se queja el presidente de UPTA, Eduardo Abad. Y, por el otro, el hecho de que la carga burocrática y de registro recae en el autónomo dependiente, no en la empresa de la que depende.

Abril y Laia son dos captadoras de socias para ONGs que trabajan para una franquicia de Appco en Tarragona. Hasta que Inspección de Trabajo les dio de alta como asalariadas, eran unas de las 9.394 'trades' registradas. La polémica entre Ia 'policía laboral' y Appco viene de hace años y más de una veintena de franquicias vinculadas a esta han tenido que cerrar, dejando a más de 400 'trades' en la calle.

Abril dejó su trabajo de camarera para poder decidir cuando trabajaba y cuantas horas, y así compaginarlo con su peña castellera de Reus o tener tiempo para sacarse el carnet de conducir. Laia empezó en la universidad y trabajaba más o menos según los exámenes o entregas.

Una flexibilidad que ven difícil bajo un formato de asalariado (además de un menor salario si se rigieran por el convenio de comercio) y que Inspección no considera que sea propia de un 'trade', ya que ve indicios de jerarquía en la organización de los captadores; según consta en el acta levantada en diciembre del 2018. "Nos convierten en asalariados con el argumento de protegernos, pero lo que han conseguido es que nos quedemos más desprotegidas, al quedarnos sin trabajo", explican Abril y Laia.