Lo más curioso de esta no burbuja es que una parte de los ciudadanos deben de estar en sintonía con el ministro de Fomento, Alvarez-Cascos, no tanto en la certeza de que no se desinfla, sino en el deseo de que la escalada aguante. Tanto los que acaban de comprar vivienda, quienes están a mitad de la hipoteca como los que prefieren ver que su patrimonio se revaloriza aplauden --quizá con sordina-- la escalada. Fuera quedan los que, precisamente por la subida desorbitada, no pueden acceder a una vivienda propia.