El Tesoro español ha salido este jueves al mercado en busca de algo más de 3.800 millones y se ha encontrado con que ha tenido que pagar hasta un 22% más por los bonos a 10 años respecto a la última emisión; el precio de los bonos a cinco años se ha multiplicado por 2,3 veces y las letras a tres años han dejado de colocarse a tipo de interés negativo.

Tan espectaculares incrementos del coste de la deuda podrían ser alarmantes por inasumibles de no ser porque el punto de partida era sumamente bajo. Así, pese a todo, el bono a 10 años se ha colocado al 1,51% y el de a cinco años, al 0,42% mientras que por las letras a tres años se ha pagado el 0,001%.

La evolución disparada de los tipos de interés de la deuda pública en España es solo un reflejo del fenómeno acelerado que se ha desatado en todo el mundo tras la victoria del Donald Trump en Estados Unidos. La tendencia es preocupante para la economía española, altamente endeudada, donde la deuda pública volvió a situarse en septiembre en el 100% del PIB.

El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, interpretaba así este miércoles el "repunte significativo" de los tipos de interés en España: "Deriva de la potencial política fiscal que va a aplicar la nueva Administración americana, que implica reducciones agresivas de impuestos e incrementos del gasto público". Estos son los ingredientes de "una política fiscal expansiva en el sentido más tradicional del término", según el ministro.

El banco Societé Generale prevé que con esta política fiscal el déficit público en EEUU puede superar el 10% del PIB. Más déficit se relaciona con más inflación y con tipos de interés más altos para combatirla.

A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Ahora se percibe que la elevación de los tipos de interés en todo el mundo está a la vuelta de la esquina, si bien los expertos creen que su traslado a las hipotecas (en España, a través del euríbor) será más lento. Al menos, mientras el Banco Central Europeo (BCE) mantenga en mínimos históricos el precio del dinero; y su presidente, Mario Draghi, insiste en que eso será "por un periodo prolongado de tiempo", que se suele cifrar en un mínimo de dos años.

La reacción de la bolsa a la victoria de Trump fue una sorpresa, pues no se produjo la debacle que se pronosticaba. “La reacción negativa al resultado electoral, sin embargo, se han concentrado en la deuda pública”, explica José Ramón Díez Guijarro, del Servicio de Estudios de Bankia. Además, se considera que el mayor proteccionismo comercial (con mayores aranceles a las importaciones) también contribuirá a una mayor inflación. Todo ello podría traducirse en una política monetaria más restrictiva (de tipos de interés más altos).

Tampoco hay que olvidar las críticas de Trump a los bajos tipos de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) -porque estimulan la demanda a costa de debilitar el dólar y el negocio bancario- y la disposición del líder republicano a intentar intervenir en las decisiones de la Fed. "Se ha producido una revisión al alza de las perspectivas de los tipos de interés, en especial a partir de febrero del 2018, momento en el que se producirá la salida de Janet Yellen de la Fed", apunta Díez Guijarro.

TENDENCIA GENERAL

Desde las elecciones estadounidenses, el 8 de noviembre, el bono de EEUU se ha disparado del 1,88% al entorno del 2,44%. El alemán lo ha hecho desde el 0,18% al 0,30% y el español ha pasado del 1,25% al entorno del 1,60% mientras que la prima de riesgo (diferencia entre el bono alemán y el español) se ha colocado ya en 132 puntos básicos (después de haber estado por debajo del 100%). En Japón, el banco central se ha lanzado a comprar bonos sin límite para frenar el repunte de los intereses.

"En realidad, la tendencia al alza de los tipos de interés ya venía desde antes del verano, si bien la elección de Trump ha acelerado el proceso", explica Víctor Echevarría, de Analistas Financieros Internacionales (AFI). El "caldo de cultivo" existía por la expectativa de un cambio en la política fiscal (a favor de más gasto en inversión) en todo el mundo. "La Comisión Europea ya está pidiendo a los países de la eurozona un estímulo fiscal de 50.000 millones de euros en forma de inversión", apunta Echevarría.

El euríbor a un año (que sirve de referencia para el precio de las hipotecas) por su parte, seguirá su propio camino, más pendiente del precio oficial del dinero del BCE (ahora en el 0%) que de la evolución de los tipos a largo plazo que definen los bonos a 10 años. "Los tipos a corto plazo no han repuntado", observa Echevarría. "En el caso del euríbor el impacto aún está lejos". De momento, el euríbor se mantiene en negativo (-0,069% es el último dato) desde febrero pasado.