Los inversores recibieron ayer con satisfacción la revolución organizativa de Telefónica que su presidente, José María Álvarez-Pallete, anunció en la víspera al cierre de los mercados y con la que pretende «volver a crecer con fuerza». La acción de la operadora de telecomunicaciones estuvo toda la jornada entre los valores más alcistas del Ibex 35 y, tras llegar a subir en torno al 2%, cerró con una revalorización del 1,17%, frente a la caída del 0,24% que registró el índice que reúne a las grandes empresas del sector en Europa.

Los analistas también hicieron una valoración mayoritariamente positiva de los cambios anunciados por la compañía, aunque con algunos matices. Todos coinciden en aplaudir que los negocios hispanoamericanos hayan dejado de ser considerados como prioritarios y puedan ser vendidos total o parcialmente. También la simplificación de la organización y la posibilidad de mejorar los resultados de la nueva unidad de infraestructuras. Pero algunos apuntan que la clave ahora es cómo se ejecutan estas medidas.

Morgan Stanley aplaudió que la firma tenga ahora una estrategia más «pragmática» y la nueva consideración de las filiales en Hispanoamérica.