Miquel Calpe se ha convertido en un fiel pasajero de los vuelos a China. La empresa de la que es director comercial, Nylstar, participará la semana próxima en una macroferia textil en Shanghái. Su objetivo es ganar clientes en el país que ha dado la vuelta a un sector industrial con un dominio avasallador de la producción y el comercio mundial de tejidos y prendas. Un número creciente de empresas textiles españolas han decidido olvidar las lamentaciones y pasar a la ofensiva: se han plantado en el corazón del dragón asiático, que hasta ahora veían como una amenaza.

Se trata de valientes pioneros en la refundación del textil que han aumentado las exportaciones a China un 78% en el periodo de enero a julio de este año en comparación con los mismos meses del 2009, según los datos del Ministerio de Industria.

DESEQUILIBRIO Los empresarios que ya han puesto un pie en territorio chino aseguran que es un mercado con un enorme potencial por explotar, especialmente para las compañías españolas. Pero es un choque como el de David y Goliat: unas exportaciones de 57,6 millones frente a unas importaciones de China de 1.837 millones en siete meses. En la misma feria de Shanghái, el veterano fabricante Textil Santanderina mostrará sus nuevos tejidos e hilaturas de algodón. Las ventas a China han dado oxígeno a las fábricas del grupo situadas en Cantabria y Cataluña.

¿Es posible vender tejidos o prendas made in Spain a los amos del sector textil? La necesidad de encontrar nuevos mercados que amortigüen el descenso del consumo en España se ha convertido en un poderoso acicate para iniciar la aventura china.

El fabricante barcelonés de corbatas y complementos Manufacturas Casa y Castellet, una empresa fundada en 1942, se ha propuesto pasar de una producción anual de 220.000 unidades a 500.000 gracias al salto a China y a otros mercados internacionales en expansión. "Las ventas en España están muy tocadas. Tenemos que salir fuera para crear empleo a las fábricas autóctonas a las que encargamos nuestra producción y para generar riqueza aquí", explica el gerente, Jordi Castellet.

La firma Diktons ha optado por un modelo mixto de producción. La ropa que vende en China se confecciona en el sur del mismo país y también en Barcelona. En el otro extremo se encuentran las grandes cadenas de moda, encabezadas por Inditex y Mango, que poseen una amplia red de tiendas en el gigante asiático en las que la ropa es made in China.

"La producción en China es la vía más rentable para competir en ese mercado. Exportar productos fabricados en España es difícil", advierte Eduardo Morcillo, director en España de Interchina Consulting.

La potente apuesta de las grandes cadenas de moda empuja también las exportaciones, aunque de momento tienen un peso reducido en todas las ventas en el extranjero, según Víctor Fabregat, director de Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc). Como factores coyunturales, apunta una mayor demanda de tejidos e hilados de los confeccionistas chinos por la reactivación de la economía mundial y de sus exportaciones, junto a la ventaja de un cambio del yuan favorable para los productores europeos.

MERCADO CON POTENCIAL El potencial del mercado chino es indiscutible para Mango, la marca española con más antigüedad en China. Tiene previsto abrir 300 tiendas en el país asiático en el 2011, lo que supondrá la mitad de las 600 aperturas de ese año en todo el mundo, y seguir creciendo hasta los 3.000 puntos de venta. El director general de Mango, Enric Casi, anima a los fabricantes y cadenas textiles a perder el miedo al mercado chino. La catalana Desigual está negociando ya su desembarco en el país. Otras cadenas como Charanga, Trucco, Cortefiel, Adolfo Domínguez y Caramelo ya han dado el paso.