La llegada de Evo Morales a la presidencia de Bolivia ha supuesto una verdadera convulsión para las compañías españolas, que miran con recelo el cambio político. España, que es el segundo inversor en Bolivia y ha desembolsado 1.900 millones de euros en los últimos 10 años, tiene motivos para estar preocupada por La Paz.

La petrolera Repsol ha invertido en el país 800 millones de euros en su negocio de explotación y exploración de petróleo y gas natural. Aparte de controlar la tercera parte de las reservas de gas del país andino, la compañía posee derechos mineros sobre 32 bloques petrolíferos. En el 2004, obtuvo en Bolivia el 1,4% de su beneficio operativo. Repsol tenía previsto invertir otros 700 millones de euros hasta el 2009, pero la petrolera ha decidido dar marcha atrás visto el panorama.

Iberdrola controla dos distribuidoras de energía eléctrica llamadas Electropaz y Elfeo. Ambas acaparan el 39% del total de la energía vendida en el país. La eléctrica vasca realizó una inversión de 60 millones de euros en 1995, y desde ese año invierte entre 6 y 8 millones anuales. También Red Eléctrica Española es propietaria de la empresa Transportadora de Electricidad y ha invertido 83,5 millones.

En el campo financiero, el BBVA posee el 80% de la gestora de fondos de pensiones AFP Previsión BBVA, que mueve 835 millones de euros. Prisa tiene el canal de televisión líder del país (la ATB), los periódicos La Razón y Nuevo Día y la editorial Santillana. Otras empresas que están presentes en Bolivia son Cobra, filial de la constructora ACS, y Mapfre.